Sabemos que ya existieron en Brasil dos manifiestos de la educación: el primero de 1932, ignorado por la dictadura Vargas. El segundo de 1959, que estuvo en los orígenes de las Escuelas Experimentales y de los Gimnasios Vocacionales, sofocado por la dictadura militar.
Este documento se adjunta al Tercer Manifiesto por la Educación con el fin de servir como herramienta para iniciar un intenso debate nacional y un cambio efectivo, que en lugar de ser neutralizado por una dictadura, florezca en el campo fértil de la democracia.

Carta de Presentación

Brasil, 01 de octubre de 2013.

Querido ciudadano,

La Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDBEN Nº9394/96) señala que “la educación, deber de la familia y del Estado, inspirada en los principios de libertad y en las ideas de solidaridad humana, tiene por finalidad el pleno desarrollo del educando, su preparación para el ejercicio de la ciudadanía y su calificación para el trabajo”.

Han transcurrido diecisiete años desde que se aprobara esta legislación, y tenemos 30 millones de brasileños analfabetos y una deserción escolar superior a 3 millones de jóvenes por año. 47% de nuestros universitarios abandonan sus estudios.

El desperdicio de recursos da fe de la ineficiencia del sistema y perpetúa la desigualdad y la exclusión.

Interpelamos al poder público, a las universidades, a las escuelas, a los profesores, a los estudiantes, a los apoderados y a la sociedad, ya que es urgente romper definitivamente con el fatalismo de la frustración reproducida indefinidamente y realizar transformaciones de base responsables en todo el sistema educacional.

Creemos que las comunidades escolares pueden convertirse en espacios de humanización. Brasil cuenta con una producción científica, educadores y prácticas que demuestran la posibilidad de una escuela que acoja a todos y otorgue a cada uno condiciones para su realización personal y social.

Nos disponemos a ayudar en la construcción de un sistema educativo que responda eficazmente a la LDBEN, y presentamos el documento “Cambiar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País”, porque creemos que puede ser un instrumento de debate y de efectivo cambio.

En comunidad

Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí, mediados por el mundo. Paulo Freire


PREFACIO

El documento “Cambiar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País” fue desarrollado en colaboración, utilizando metodologías Google docs, redes sociales, correo electrónico, foros de discusión en línea y reuniones en persona. Durante dos años, tuvimos la colaboración efectiva de los miembros del movimiento Románticos Conspiradores (https://romanticos-conspiradores.ning.com/page/sobre-o-rc), de educadores que trabajan en diferentes sistemas escolares y de ciudadanos que asumen su responsabilidad en relación a la calidad de la educación.

Sabemos que ya existieron en Brasil dos manifiestos de la educación: el primero de 1932, ignorado por la dictadura Vargas. El segundo de 1959, que estuvo en los orígenes de las Escuelas Experimentales y de los Gimnasios Vocacionales, sofocado por la dictadura militar.

Este documento se adjunta al Tercer Manifiesto por la Educación con el fin de servir como herramienta para iniciar un intenso debate nacional y un cambio efectivo, que en lugar de ser neutralizado por una dictadura, florezca en el campo fértil de la democracia.

En este trabajo, denunciamos y anunciamos. Denunciamos, recordando algunas estadísticas y realidades de nuestro sistema educativo actual. Anunciamos, ofreciendo posibilidades de cambio fundamentadas y responsables, practicadas durante años, con resultados eficientes y probados en más de 100 espacios educativos brasileños.

Mi función fue promover el diálogo, reunir información y sintetizar los pensamientos y escritos de personas dispuestas a reflexionar, discutir y expresar sus experiencias, críticas, creencias y esperanzas. Se espera que este documento sea la base para la construcción de un nido cariñoso que cobije, abrigue y fortalezca la debilitada educación brasileña, desarrollando una cultura de Paz, que permita a los residentes del “nido” alcanzar vuelos libres, cada vez más altos.

Los participantes de este Tercer Manifiesto por la Educación apuntan a que nuestro gobierno permita que el documento “Cambiar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País” se desdoble en diversos grupos de reflexión e investigación, para que de manera fundamentada y responsable, provoque un cambio de paradigmas en la educación nacional a partir de la discusión en cada comunidad de la federación.

Ya se iniciaron muchos actos voluntarios de materialización, entre ellos se está realizando en colaboración entre niños y adolescentes un documento que, cariñosamente, estamos llamando “Manifiestito por la Educación”.

A ti, que amas la educación y que estás de acuerdo que es posible una educación diferente de la actual, te invitamos a subirte las mangas y a plasmar el Manifiesto por la Educación en acciones concretas, que beneficien a nuestros estudiantes, a sus familias y a la sociedad brasileña.

Buena lectura!

Ely Paschoalick más un grupo de educadores y ciudadanos que se dedicaron a la elaboración de este documento.

CAMBIAR LA ESCUELA, MEJORAR LA EDUCACIÓN: TRANSFORMAR UN PAÍS

Los resultados obtenidos por la escuela no coinciden con lo propuesto por la LDBEN vigente, debido a que el sistema educativo se rige por un modelo obsoleto. Ciertamente se hicieron cambios. Sin embargo, los estudiantes no tienen tiempo para aprender, cuando sólo están al servicio de obtener buenas calificaciones. A pesar que la información sea accesible a los jóvenes como nunca antes, a través de libros, internet, juegos, personas, organizaciones y comunidades, las escuelas permanecen atrapadas en las formas arcaicas de transmisión de contenidos. Se siguen utilizando estrategias como clases colectivas frontales para estudiantes sentados en filas, estáticos e impedidos de expresarse y compartir sus ideas. La escuela aún no se da cuenta de que el aprendizaje sólo es posible cuando existe una relación entre las personas, y éstas están mediadas por el mundo.

Urge que los educadores y actuales gestores políticos entiendan que la escuela actual es estudio y esfuerzo, pero también, por otra parte, el aprendizaje implica la creación de vínculos afectivos. ¿Como cultivar afecto en la agitada vida cotidiana de las salas de clases y de las agendas saturadas de los profesores?

En esta perspectiva, indicamos al poder público mejoras para una nueva construcción social de la escuela, que sirva de guía para una Educación del siglo XXI hacia una sociedad solidaria, justa y sustentable:

  1. Políticas Públicas en Educación previamente discutidas, aprobadas y supervisadas por la comunidad, atendiendo las necesidades específicas locales y de cada estudiante en su singularidad, cumpliendo así la LDBEN 9394/96;
  2. garantizar a las escuelas la dignidad de un estatuto de autonomía previsto y regulado en el artículo 15 de la LDBEN;
  3. revisar el tipo de gestión de las escuelas, pasando de una tradición jerárquica y burocrática a decisiones colegiadas, colectivas, de colaboración y horizontales, con la participación de la comunidad, familias, estudiantes y educadores. Es urgente garantizar una gestión democrática, como lo dispone el inciso VI del artículo 206 de la Constitución Federal: “La gestión democrática de la educación pública, según lo dispuesto por la ley”. Sólo entonces tendremos la transparencia, autonomía y solidaridad, valores que sólo pueden ser garantizados en el marco de una gestión democrática;
  4. implementación de comunidades de aprendizaje diseñadas según un proyecto educativo colectivo, basadas en un proyecto de desarrollo local, con un enfoque comunitario, que requiere una profunda transformación cultural e implementa una diversificación efectiva de los aprendizajes, con referencia a una política de derechos humanos, que garantiza las mismas oportunidades educativas y de realización personal para todos. Basándose, por otra parte, en la solidaridad, con cambios que operan en las estructuras de la comunicación, intensificando la colaboración entre las instituciones educativas y los agentes locales;
  5. una educación integral en tiempo integral para todos los estudiantes de la Educación Infantil a la Educación Básica, garantizando la libertad de las organizaciones escolares, contemplando la heterogeneidad, y no teniendo como referencia la edad o el intelecto, y si la socialización en la complementariedad, afectividad y autonomía. Que se extinga la seriación, la segmentación cartesiana del conocimiento, la disciplina aislada y expuesta por un especialista en cincuenta minutos, substituyéndose por la  práctica de trabajos en grupo, orientados por educadores, garantizando la construcción del aprendizaje y respetando el ritmo de cada uno;
  6. que la institución escolar re-signifique su papel, pasando a actuar como locus de construcción y experiencias dirigidas a la felicidad de sus comunidades, deshaciéndose de imposiciones de currículos y métodos heredados del pasado enciclopedista, sea fabril o bancario. Solamente así podrá extinguirse la diferenciación que hoy existe entre los estudiantes de los sistemas público (municipal, estadual y federal) y privado;
  7. durante el período de transición de una escuela del siglo XIX a una del siglo XXI, se garantice a los profesionales de la educación que así lo desean, la prevención, asistencia y apoyo terapéutico, gratuito y constante, tendientes a la administración emocional y crecimiento personal. Estos servicios deben ser prestados por profesionales de la psicología capaces de identificar los impactos de tal transición en las vivencias de los educadores atendidos;
  8. la formación de una red colaborativa de comunicación, donde participen las familias, los educadores, los educandos, los miembros de las comunidades de aprendizaje, representantes de los medios de comunicación oral, escrita, televisiva y digital, que tengan como objetivo apalancar, promover y divulgar foros de debate, de reflexión, ruedas de conversación, círculos de estudio, apoyando a la sociedad en la discusión de sus experiencias, relaciones, convivencia, comportamiento afectivo, ético, moral, emocional, educacional, intelectual, artístico e físico. Que no tengan cabida en esta red la competencia ni la premiación, y si las oportunidades para todos;
  9. considerar que no puede ser descuidado el desarrollo afectivo y emocional del educando, ni ignorada la necesidad de educación de las actitudes con referencia a un cuadro de valores subyacentes al proyecto educativo, esto es: currículo subjetivo. En este sentido, todo educando tiene necesidades educativas especiales, manifestadas en forma de aprendizajes sociales y cognitivos diversos. La escuela es espacio-tiempo de las relaciones sociales, esto es: currículo de comunidades. Y, si la inclusión escolar también es social, no se da en abstracto, pasa a través de un plan de estudios de manejo diversificado del currículo. Reconocer al educando como único, recibiéndolo con su complejidad; descubrir y valorizar su cultura, ayudándolo a descubrirse y a ser él mismo en una integración equilibrada con los otros, son actitudes fundadoras del acto educativo y las únicas verdaderamente inductoras de la necesidad y del deseo de aprender;
  10. la educación universal y la garantía de la matrícula en todos los niveles de la Educación, extinguiendo el corte por edad, la matrícula escolar, las pruebas externas, las pruebas para entrar a la universidad (vestibulares), las pruebas de ENEM y otros recursos utilizados como criterios de reserva de cupos, que constituyen instrumentos de exclusión;
  11. que la Universidad se distancie de prácticas de formación incompatibles con las necesidades educacionales de nuestro siglo. Que se substituya el predominio de las aulas expositivas y de otras prácticas sin fundamento teórico o de mero sentido común (como, por ejemplo, las evaluaciones como fin y no como medio, la disposición en fila de las sillas de los estudiantes, etc.), por una diversidad de procesos que promuevan la experiencia de que todos pueden aprender y prueben que la excelencia académica no es incompatible con la inclusión social;
  12. reelaboración de la cultura profesional y personal del educador a través de la vivencia de prácticas innovadoras en Educación que le posibilite una transformación isomórfica, pues el modo como el profesor aprende es como él enseña y la teoría no precede a la práctica;
  13. reconocimiento público a los profesionales de la educación, traducido también en salarios dignos. Que sus salarios estén a la altura de su importancia social, encontrándose entre los más altos del servicio público;
  14. el fin del desperdicio derivado de Políticas Públicas en Educación que, por ejemplo, según el Informe FIESP, el 2010 se desperdiciaron 56 billones de Reales. Que cese el abuso del uso de dinero público en propagandas que enmascaran la realidad educacional del país y sirven también de promoción electoral;
  15. erradicación de la deserción escolar de la enseñanza básica, media y universitaria, retirando a Brasil de la tercera mayor tasa de abandono escolar entre los 100 países con mayor Índice de Desarrollo Humano (IDH)– véase el Informe de Desarrollo 2012 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD);
  16. implantación efectiva de una política de la juventud que contemple el espíritu emprendedor, el protagonismo juvenil y el desarrollo de los valores humanos. Que se comprenda que la sociedad organizada del siglo XXI requiere de ciudadanos autónomos, con capacidad de decidir, proactivos, capaces de trabajar en equipo, autodidactas, con claridad en la comunicación, con control y organización de su tiempo. Por consiguiente, estas habilidades, actitudes y carácter deben ser desarrolladas en la práctica educacional del joven también en la Enseñanza Media, en conjunto con los conocimientos específicos de esta etapa educacional;
  17. que la Educación en el Hogar y otros modos de desarrollar el aprendizaje sean permitidos a las familias que así lo deseen, desde que esté garantizada la coherencia y la calidad de las vías de aprendizaje del educando a la luz de un proyecto educativo;
  18. sustitución de la reprobación, de la aprobación automática y de la recuperación, paralela o al final de un período, por la práctica de una evaluación formativa, continua y sistemática, capaz de permitir que el aprendizaje camine junto con el desarrollo del pensar, la formación del carácter y el ejercicio de la ciudadanía; y
  19. ampliación del uso de la Mediación Escolar, de la Justicia Restaurativa y de técnicas similares, para que los conflictos sean resueltos por la propia escuela dentro de la propuesta de la  Cultura de Paz (UNESCO), proporcionando un ambiente educativo motivador, que estimule a cada estudiante a superarse a si mismo, y no a superar a los otros, promoviendo la solidaridad y garantizando el derecho de aprender a todos y a cada uno.

Brasil dispone de producción científica y de prácticas que prueban la posibilidad de una escuela que a todos acoja y de a cada uno, condiciones de realización personal y social. Rescatemos tesis y prácticas que viabilicen la construcción de una sociedad solidaria, justa y sustentable (Agostinho da Silva, Alceu Amoroso Lima, Almeida Júnior, Anísio Teixeira, Aparecida Joly Gouveia, Armanda Álvaro Alberto, Azeredo Coutinho, Bertha Lutz, Cecília Meireles, Celso Suckow da Fonseca, Darcy Ribeiro, Durmeval Trigueiro Mendes, Eurípedes Barsanulfo, Fernando de Azevedo, Florestan Fernandes, Frota Pessoa, Gilberto Freyre, Heitor Villa-Lobos, Helena Antipoff, Humberto Mauro, José Mário Pires Azanha, Julio de Mesquita Filho, Lauro de Oliveira Lima, Lourenço Filho, Manoel Bomfim, Manuel da Nóbrega, Maria Nilde, Nísia Floresta, Paschoal Lemme, Paulo Freire, Roquette-Pinto, Rui Barbosa, Sampaio Dória, Valnir Chagas y tantos otros).

Si el gobierno, a través de sus políticas públicas, apoya la ejecución de las indicaciones propuestas y consideraciones arriba expuestas, estaremos rompiendo definitivamente con la interiorización de la incapacidad, y con el fatalismo de la reproducción de la frustración y de la exclusión. Estaremos construyendo un sistema educacional inclusivo, de calidad informativa y formativa para cada ciudadano brasileño. Estaremos, también, caminando hacia el cumplimiento efectivo de la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional, LDBEN Nº9394/96 y de las directrices curriculares nacionales. Estaremos, por fin, creando las condiciones efectivas para transformar un país.

De Brasileños para Brasileños que desean:

“Cambiar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País”

CARTA DE PRINCIPIOS

1. Educarse para la Integridad

La educación debe contemplar la humanidad de los educadores y educandos en su totalidad, siendo coherente con la indivisibilidad de las dimensiones biológica, mental y espiritual de cada persona. Así como cada ser humano posee diferentes límites, también posee diversas potencialidades que podrán, o no, ser desarrolladas y expresadas a partir de la formación y transformaciones que ocurran durante toda la vida. Para eso, la educación debe ser un proceso intencional, continuo y transformador, que lleve a la integridad y que repercuta durante toda la vida.

Desdoblamientos: educación integral (2), interdisciplinariedad, currículum abierto, aprender a conocer-hacer-convivir-ser, educación continua.

2. Educarse en la Solidaridad

La educación es un proceso relacional que posee un carácter social y que debe ser asumido en las prácticas educativas. La solidaridad, más que un objetivo ético a ser alcanzado, es una condición primordial para la realización del trabajo educativo. Por tanto, éste sólo se desarrollará plenamente si consideramos e incluimos las diversas relaciones entre todos los actores involucrados: educandos, educadores, gestores, familias y comunidades. En el caso de la escuela, es indispensable que ésta abra sus puertas a la comunidad, a fin de constituirse en un polo irradiador e integrador del conocimiento y del esfuerzo social por la educación. También cabe a la escuela incentivar la integración de los agentes y espacios comunitarios a ese mismo esfuerzo.

Desdoblamientos: comunidad educadora, docencia compartida, enseñanza-aprendizaje colaborativo, pedagogía de proyectos.

3. Educarse en la Diversidad

La educación debe contemplar la originalidad y creatividad de las personas, valorizando la diversidad humana en todos sus aspectos: físicos, psicológicos, culturales, etc. Las prácticas educativas deben ser coherentes con el hecho que las personas aprenden mejor según sus intereses y motivaciones, en diferentes ritmos y de diferentes formas. La noción de educación en la diversidad, asociada a los conceptos de integridad y solidaridad, permite el reconocimiento tanto de nuestras singularidades como de nuestras similitudes, resultantes de nuestra condición humana y sociocultural. Las diferencias, en este contexto, deben ser consideradas como algo inherente al ser humano, rompiéndose la lógica binaria que nos fragmenta en “iguales” por un lado y “diferentes” por el otro.

Desdoblamientos: educación inclusiva (3), pedagogía de la escucha, enseñanza multigrado, grupos multietarios, educación para la paz, pedagogía de la autonomía, educación multicultural.

4. Educarse en la Realidad

La educación debe servir para la mejora objetiva de la realidad en la cual ocurre, contribuyendo para al desarrollo local. Por tanto, ella debe ser contextualizada, integrada a la vida de los educandos y de sus comunidades, abierta al intercambio de experiencias y conocimientos. La educación solo posibilitará a la persona actuar efectivamente en la transformación de su realidad si proporciona condiciones de auto transformación. En otras palabras, solamente a través de la promoción de aprendizajes significativos, la educación contribuirá a la transformación humana y social.

Desdoblamientos: contextualización, extensión comunitaria, enseñanza activa, aprendizajes significativos.

5. Educarse en la Democracia

La educación que prepara para la democracia debe realizarse a través de prácticas no-autoritarias, que permitan la amplia participación de educandos, educadores, familias y comunidad. Sólo es posible una educación para la acción ciudadana, si ésta es por y para la acción ciudadana. Las prácticas educativas promotoras de la libertad, autonomía, respeto, responsabilidad, equidad y solidaridad deben estar asociadas a los principios anteriores para permitir que alcancemos el objetivo mayor de la auto-responsabilidad social (4).

Desdoblamientos: educación democrática, no coercitiva, educomunicación, protagonismo juvenil.

6. Educarse con Dignidad

La dignidad específica del oficio de educador se deriva de la dignidad reconocida en la persona del educando. El educador debe ser consciente de su importante papel como agente social, asumiendo su misión como tutor de los educandos y facilitador de sus aprendizajes, entendiendo que la educación debe ser solidaria y colectiva y el aprendizaje un proceso de doble sentido – entre el educador-aprendente y el educando-enseñante. El deseado rescate de la autoridad y la revalorización social y profesional del educador pasan, necesariamente, por la reformulación de la formación inicial, por la reflexión y actualización permanente de las prácticas educativas y, principalmente, por la constante búsqueda de la coherencia entre el hacer pedagógico y las necesidades educacionales de los educandos, sus comunidades y de la sociedad en general.

*Esta Carta de Principios es producto del trabajo colectivo de los miembros del núcleo Románticos Conspiradores de Sao Paulo RC-SP, realizado a través de foros virtuales de discusión y reuniones presenciales durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2008 y aprobada en asamblea del día 18/10/2008. La versión de esta carta con las firmas de adhesión puede ser consultada en: https://rcsp.wikidot.com/carta-de-principios

(1) La educación pública es entendida por nosotros como aquella dirigida a la población en general, que de a todos garantía de acceso, éxito y realización personal y social, sea de carácter estatal o privado.

(2) La educación integral es vista aquí como aquella que considera las diversas dimensiones de la experiencia humana: sensorial, cognitiva, emocional, moral, ética, política, cultural, estética, artística, etc.

(3) El término educación inclusiva es utilizado aquí con cautela, ya que su uso sólo tiene sentido en un contexto de exclusión.

(4) La auto-responsabilidad social se refiere a la conciencia de que los contextos sociales son responsabilidad de todos y cada uno, a fin de que las personas y las comunidades cuenten con las condiciones para apropiarse de sus realidades y transformarlas.

Traducción al español del III Manifesto pela Educação, realizada por Daniela Del Campo, co-fundadora de TooDo Eco, daniela@toodoeco.com

Este artículo fue publicado originalmente en Manifiesto por la Educación

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