El pasado 9 de Diciembre viajé a Quito, Ecuador invitado por la Secretaría del Buen Vivir. Participé de unas actividades de diagnóstico sobre educación organizadas por la secretaría, me reuní con referentes de la educación alternativa en la región, asistí a un cineforo de “La Educación Prohibida” y organizamos reuniones independientes con miembros de experiencias alternativas locales.

Es mi primera vez en Ecuador desde 2010, cuando recorrimos el país visitando experiencias educativas para el film La Educación Prohibida. En esa oportunidad descubrimos la inmensa riqueza de iniciativas alternativas al sistema que han surgido en Ecuador.

Muchas de ellas tienen su origen en las iniciativas de inmigrantes europeos de la segunda mitad de siglo XX, como es el caso de reconocido “Pesta”, la escuela activa no-directiva fundada por Mauricio y Rebecca Wild en los 70′. Particularmente esta iniciativa dió lugar a un gran interés por parte de la comunidad nacional e internacional. Se fundaron en los 80′ y 90′ escuelas con sentidos alternativos por todo Ecuador, escuelas activas, libres, Montessori, Waldorf y Emmi Pickler. Con el cierre del Pesta luego del año 2000, la experiencia se atomizó en varias escuelitas no directivas en el valle de Tumbaco. Durante esta época, la educación ecuatoriana también se vio beneficiada por el surgimiento de legislación pionera en el mundo, que defendía la educación intercultural bilingue, específicamente permitiendo los modelos pedagógicos originarios de las comunidades.

Una de las escuelas inspiradas en esta tradición fue el Inka-Samana, una escuela intercultural bilingue de la comunidad Saraguro en el sur del Ecuador, en la provincia de Loja. Además de sostener una propuesta pedagógica alternativa e innovadora, Inka-Samana mantenía la cultura tradicional del pueblo Saraguro, e incluía la asamblea comunitaria a las dinámicas democráticas escolares alternativas. Inka-Samana era una escuela pública, fiscal, financiada por el estado nacional; por ende, gratuita y de acceso universal.

Globo terráqueo

Un duro momento para las alternativas en Ecuador

A mediados de 2013 Inka-Samana fue intervenida por el Ministerio de Educación por no adaptarte al sistema educativo y no complir los nuevos estándares impuestos por la presente gestión, que incluyen una grilla de horarios rígida, sistemas de calificaciones numéricas obligatorio, evaluaciones regulares, entre otras (link al respecto). El viceministro de Educación visió personalmente la escuela y fué quien argumentó las grandes “faltas” que presentaba este proyecto, por ejemplo al evitar el uso de calificaciones, o respetar demasiado el ritmo de los jóvenes en el bachillerato al punto de tener un alumno de 26 años todavía en la escuela. Otro punto que argumentó el viceministerio era el estancamiento de los cargos de poder en la escuela (los pioneros de la pedagogía alternativa de la escuela hace 27 años todavía forman parte del plantel) y la disconformidad de la comunidad con la propuesta educativa, que ahora exige exámenes, calificaciones, y rigidéz en la educación de sus hijos.

Otra forma de interpretar la intervención el Ministerio es observando el vínculo de los miembros de esta escuela con las agrupaciones indígenas, las cuales están en actúal lucha contra el gobierno por el cierre de escuelitas interculturales y la explotación de reservas naturales. Teniendo tantos miles de escuelas, la actual gestión solo consideró necesario intervenir por faltas graves a la escuela Inka-Samana, reconocida internacionalmente por la excepcionalidad de su propuesta pedagógica que recibe anualmente decenas de visitantes del exterior para formarse en la pedagogía.

Como defensor y entusiasta de las escuelas alternativas, más aún aquellas gratuitas y comunitarias, tengo muchos amigos en Inka-Samana que me comentaron también su punto de vista. En primer lugar resulta evidente que una escuela alternativa no puede ni debe evaluarse con los mismos estándares o requisitos de una escuela convencional. Por ejemplo, el Inka-Samana elegía mantener en la escuela a los jóvenes que no estaban preparados para salir del bachillerato porque creen en ellos, los conocen, y entienden que necesitan más tiempo. Una escuela convencional los habría expulsado o entregado el título sin muchos requisitos para que egresen rápidamente, pero dificilmente habrían elegido el camino de la contención y el acompañamiento respetuoso que proponía Inka-Samana.

Cuando acepté viajar a Ecuador ya conocía esta situación y estaba al tanto de los diversos cierres o fusiones de escuelas interculturales fiscales como Inka-Samana. De hecho llegué a Quito el día en que Ecuarunari, la Confederación Kichwa del Ecuador, se manifestaba en contra de las actuales gestiones del Ministerio de Educación y del cierre de la única universidad intercultural, Amawtay Wasi.

Lo que no sabía era la numerosa cantidad de escuelas privadas que habían cerrado en el último año, especialmente escuelas alternativas. Desde el caso del Colegio Kilpatrick, visitado en nuestra investigación para La Educación Prohibdia, hasta experiencias comunitarias como la escuelita Samay o algunos colegios Montessori. El estado no siempre ha sido el responsable de cerrar estas escuelas, pero si de asfixiarlas con todas sus exigencias burocráticas al punto de hacer imposible su continuidad. Cada caso es único y los motivos van desde la negación de titulos oficiales, la obligación de utilizar horarios estrictos, hasta la imposición de montos fijos de cuotas evitando cuotas diferenciadas.

Vista del Valle de Quito

Volver a la educación masiva y estandarizada

En reuniones con miembros de alto rango del ministerio, se entiende que el eje de la actual gestión está en el aspecto técnico: construir un sistema educativo eficaz y eficiente, como si se estuviese hablando de una represa hidroeléctrica. Docentes manifiestan que en los últimos años se multiplicaron los formularios y planillas que deben presentar al ministerio, así como la cantidad de calificaciones exigidas por alumno por período. Un maestro llegó a comentarme que en el bachillerato debía tener registradas más de 20 calificaciones por alumno en cada período de 2 meses (cerca de 1 calificacion por hora en los peores casos).

El estandarte del Ministerio son las llamadas “Escuelas del Milenio”, centros informatizados que pretenden albergar cerca de 4000 estudiantes (son escuelas para 1000 estudiantes pero que funcionarán en varios turnos: mañana, tarde, noche), reduciendo los costos de la educación al hacerla masiva y unificada. “No tenemos recursos para escuelas pequeñas” es el discurso que se oye desde el ministerio, aunque se siente en esa respuesta que son conscientes de que las escuelas masivas no sirven. Lo saben: No tiene sentido hacer escuelas para 4000 personas.

Al parecer, el intento es acercarse al modelo finlandés, el cual conocen de piés a cabeza. Un modelo basado en la formación de los maestros, el gran reconocimiento social de la profesión docente, las escuelas autogestionadas, la ausencia de control estatal, las pedagogías activas y alternativas de Europa como la pedagogía Waldorf y, por supuesto, escuelas pequeñas. Además de todo eso Finlandia incluye mucho material tecnológico, pero la propuesta no está centrada en la tecnología. En los pasillos se comenta que los mismos finlandeses no saben como sostener económicamente ese sistema; como si todo indicara que “lo que se viene” son las escuelas gigantes.

Podemos acordar que las escuelas masivas cumplieron un rol importantísimo en los últimos 140 años, pero es un rol que benefició a los sistemas, y en todo caso, a las personas en su supervivencia a esos sistema. No creo que que tenga sentido, ni ayer, ni hoy, ni nunca, una escuela de 4000 personas. Porque la educación es un proceso de relaciones humanas y no podemos relacionarnos si no podemos conocernos profundamente.

Patio de Juegos en Escuela Alternativa

El Buen Vivir y las Alternativas Educativas

En esta oportunidad viajé invitado por la Secretaría del Buen Vivir, a cargo de Freddy Eldhers. Esta secretaría comenzó su trabajo hace pocos meses, y el espacio institucional del término acogido por Ecuador en su última constitución. El Sumak Kausai o Buen Vivir, refiere a un paradigma de vida, una filosofía propia de los pueblo andinos. El buen vivir está relacionado con la disfrutar los placeres de la vida, pero también con la conciencia y el cuidado del medio ambiente. El buen vivir no es vivir mejor, por lo que el concepto se aleja del desarrollo productivo promovido por el neoliberalismo. También se aleja del consumismo, ya que buen vivir es tomar lo necesario, no lo posible o lo deseable.

Aparentemente mi película causó un gran impacto en la secretaría y decidieron invitarme a compartir ideas sobre educación alternativa y buen vivir, que a mi parecer, están directamente relacionadas. Yo solicité que mi visita no sea motivo de propaganda política, principalmente porque estoy en un profundo desacuerdo con las políticas educativas de la actual gestión.

Previo y durante mi viaje, la secretaría organizó una serie de diagnósticos colectivos sobre la educación. Realizaron 3 reuniones en 3 ciudades (Cuenca, Loja y Quito), invitando a educadores y miembros comprometidos de la sociedad civil para que opinen sobre las falencias del sistema educativo actual y sugieran cambios posibles. Yo participé de uno de estos encuentros manifestando mi parecer como extranjero.

No puedo dejar de destacar los pedidos y exigencias comunes en estas reuniones: educación integral, humanización, libertad, participación de las comunidades, menos estandarización.

Tal vez en este encuentro entre la Educación y el Buen Vivir, exista un escenario de experiencias educativas alternativas y experimentales. Si no existe, creo hay que luchar por el.

Reunión en CDA

Cuando solo la unión puede hacer la fuerza

Fuera de la buena hospitalidad de los hermanos ecuatorianos, el pico de mi viaje fueron las actividades independientes. Se realizó una proyección de La Educación Prohibida organizada por los amigos del Cine Ocho y Medio, seguida por un foro al que asistieron educadores, estudiantes y miembros de experiencias alternativas como María Gabriela Albuja de la escuela Inka-Samana, la fundación Amigos de la Vida o referentes de escuelas alternativas que han cerrado.

Ese día convocamos a una reunión de experiencias educativas alternativas, realizada en un espacio cedido por una escuela Waldorf urbana. Allí se notó la necesidad de espacios de diálogo, unión y compromiso entre las diferentes escuelas. En Ecuador existirá una larga y particular trayectoria en educación alternativa para los países andinos, pero la falta de comunicación y trabajo en conjunto pueden llevar a su desaparición. Es importante apoyar a las iniciativas ecuatorianas para que se organicen y trabajen colectivamente, para que dialogen sobre sus problemáticas y construyan nuevas soluciones. Y principalmente trabajar internacionalmente para evitar su desaparición.