Isabel Rodríguez comparte esta entrevista realizada a Laura Castellaro, una madre que hace varios años ha venido reflexionando sobre las prácticas educativas por fuera de la escuela. Actualmente Laura acompaña un proyecto educativo virtual que conecta a casi tres mil familias de América Latina que también educan en casa.

Me reuní con Laura Castellaro para hablar sobre educación sin escuela, ella es  una argentina que tiene su hogar en México desde hace trece años  aunque reside en el Estado de Puebla, en el centro de la República Mexicana, desde hace cinco años. Ella es fundadora de la comunidad Alas y mamá de dos niñas mexicanas que estudian en casa.

Siendo guitarrista y estudiosa de los procesos de aprendizaje, así como hija de profesionales de la docencia, Laura Castellaro dedicó quince años de su vida a la enseñanza de la música en los niveles de preescolar, primaria y secundaria.

Sus observaciones y reflexiones en torno a la escuela tradicional desencadenaron un proceso que culminó en la decisión que ella y su pareja tomaron para educar a sus hijas en casa.

En un esfuerzo por establecer contacto con otras familias interesadas en la educación sin escuela , en el año 2010, Laura se dio a la tarea de documentar sus experiencias en un blog, y muy pronto comenzó a recibir comunicación de personas que ya educaban en casa o estaban interesadas en hacerlo. Estas interacciones evolucionaron en la comunidad Alas, un sitio virtual que conecta un número aproximado de tres mil familias en América Latina que educan en casa.

 Algunas acotaciones

Es necesario precisar que el riesgo de escribir sobre educación en casa consiste en trivializar y presentar en forma equivocada las motivaciones y experiencias de las familias de estas comunidades. El mundo de la educación en casa no es unidimensional y, por sobre todo, la decisión de educar en casa no es en lo absoluto trivial.

Creo que para entender este mundo en forma adecuada, es necesario discutir los supuestos que dan sustento a la idea de que para poder recibir educación es necesario asistir a la escuela y cuestionar el sentido de algunas de sus prácticas más comunes. Con este propósito, me permito contextualizar el contenido de mi conversación con Laura Castellaro a través de datos y reflexiones contenidos en el libro Underground History of American Education por John Taylor Gatto y algunas otras posturas críticas. Más allá de una descripción del proyecto Alas, esta crónica es una colección de las ideas que Laura compartió conmigo y las reflexiones que surgieron en mí a partir de nuestra conversación.

 ¿Es necesario asistir a la escuela para poder aprender?

Si bien Laura Castellaro tiene la experiencia y formación de una maestra de escuela, la propuesta de la educación en casa asume que hombres y mujeres comunes pueden asumir la titularidad de la educación de sus hijos y hacerlo en un contexto que no necesariamente requiere la estructura de la escuela tradicional.

Frecuentemente, muchos de los niños y niñas que se educan en casa se enfrentan al escepticismo de adultos que los cuestionan para verificar si están adquiriendo habilidades tan básicas como saber contar. Detrás de estos cuestionamientos, se esconde el supuesto de que es necesario asistir a la escuela para poder aprender. ¿Es necesariamente así?

Manualidades

Manualidades

 Tomemos como ejemplo el aprender a leer y escribir.

La experiencia de los Estados Unidos hasta antes de 1852,[1] las experiencias de millones de niños y niñas que se educan en casa y las de otros miles que han crecido en ambientes casi totalmente desescolarizados, incluyendo escuelas libres donde la instrucción no es obligatoria, confirman que todos pueden aprender a leer y escribir fuera de la escuela, ya sea por sí mismos o con la ayuda de un adulto.

En este sentido, el rigor de la escuela resulta no únicamente innecesario, sino incluso un obstáculo, en tanto implica seguir planes enfocados en la memorización de datos y procedimientos aislados y superficiales; métodos y libros de texto un tanto rígidos y repetitivos; y, sobre todo, una pérdida de dicha, gozo, curiosidad, creatividad, independencia y libertad para asumir riesgos intelectuales.

Existe una disonancia entre la escuela tradicional y el mundo real

Laura es muy enfática en aclarar que no tiene sentido alguno sacar a los niños del encierro de la escuela para después encerrarlos en casa. Idealmente habría que abrirlos al mundo y exponerlos a una gran diversidad de profesiones, ideas, experiencias, estilos de vida y, en general, oportunidades de aprendizaje fuera del hogar. En este espíritu, la experiencia documentada por Micki y David Colfax plantea que la educación de los niños y niñas no debería estar separada del juego, el trabajo, la vida familiar y la vida de la comunidad.

[1]    De acuerdo con el censo de Connecticut de 1840, únicamente uno de cada 579 ciudadanos era analfabeta. Esto se traducía en una tasa de alfabetización de 99.83%, doce años antes de ser aprobada la ley que hizo obligatoria la escolarización en el estado de Massachusetts, el primer estado de la Unión Americana en aprobar una ley de este tipo. Paradójicamente, de acuerdo a datos de las oficinas de registro en las fuerzas armadas de los Estados Unidos que John Taylor Gatto cita en su libro Underground History of American Education, el avance en cobertura y profesionalización de la escolarización obligatoria en los Estados Unidos vino acompañado por un crecimiento en el analfabetismo funcional.

Hay que recordar que si bien la educación en casa representa una alternativa muy poco convencional en el mundo de hoy, hasta antes de la segunda mitad del siglo XIX, la escolarización no era obligatoria para la mayoría de la población del planeta. Los testimonios y documentos estudiados por John Taylor Gatto indican que al menos en los Estados Unidos, los esfuerzos para hacer obligatoria la asistencia a la escuela enfrentaron una profunda desconfianza y una muy enérgica oposición popular. En total, fueron necesarios más de sesenta y seis años para que la asistencia obligatoria a la escuela fuera legal en todo el territorio de los Estados Unidos y su introducción requirió una muy fuerte dosis de negociación, cabildeo, propaganda y, eventualmente, el uso de la fuerza policial.

Posiblemente, las familias entendían que al recluir a sus niños en la escuela, en realidad estaban sometiéndolos a un régimen de adoctrinamiento y entrenamiento para ser obedientes, y también limitando y retrasando sus aprendizajes en el mundo real.

 ¿Es necesario que la escolarización sea obligatoria para que toda la población reciba una educación adecuada?

Históricamente, grandes sectores de la población han enfrentado graves condiciones de violencia, discriminación y desigualdad, e incontables regímenes también han buscado manipular y censurar la información para millones de personas. Aunque la educación debería ser un instrumento para corregir injusticias y permitir una mayor movilidad social, nunca debería asumirse que leyes conducentes a evitar condiciones de abuso y explotación infantil deberían requerir la escolarización obligatoria.

Una de las grandes tragedias y éxitos de la escolarización obligatoria es que nos condiciona a confundir el propósito de la educación con la obtención de un certificado, con el dominio de un currículum único y con la imposición de valores y criterios que en muchos casos suprimen y devalúan las características y necesidades de individuos y comunidades enteras.

El documental Schooling the World nos muestra que tras el objetivo de extender el tipo de escolarización moderna, en realidad se esconde un supuesto de superioridad cultural. La escolarización moderna suele ser no únicamente ineficaz para combatir la pobreza, sino incluso altamente destructiva para la cultura y sostenimiento de incontables comunidades indígenas rurales.

La tesis de John Taylor Gatto va más allá y argumenta que las escuelas fueron diseñadas para fallar, en otras palabras, no para la formación intelectual de las masas, sino para la producción de personas “bien ajustadas” y para su mantenimiento en una condición de subordinación. Bajo un régimen escolar, en el que las normas y métodos de la escolarización constituyen el único contenido real de la escuela, en el que se asume que el conocimiento es algo que recibimos de la escuela en paquetes prediseñados y en el que el trabajo en las aulas no responde a preguntas, problemas e inquietudes reales, lo que se fomenta es apatía, pérdida de autonomía y, en última instancia, ignorancia.

En el espíritu de la sociedad educada y desescolarizada que alguna vez imaginó Ivan Illich, una política educativa en verdad respetuosa y democrática debería eliminar todo elemento de coerción y estandarización, y poner a disposición de la población una amplia red e infraestructura de todo tipo de recursos educativos en la que todos podamos aprender y enseñar algo.

La escuela tradicional no atiende toda la diversidad de talentos e intereses en la infancia

Habiendo sido maestra de música, Laura experimentó en forma muy cercana el peso desproporcionado que las escuelas tradicionales asignan a la enseñanza de las matemáticas y la lengua. En su opinión, esto constituye una práctica discriminatoria en contra de niños y niñas con cualidades artísticas y deportivas. En línea con lo que diría Sir Ken Robinson, se trata de un asalto a la necesidad que nuestras comunidades tienen por una gran diversidad de talentos; un desperdicio de nuestras capacidades creativas;[2] y el propiciar que millones de personas tengan vidas sin un verdadero sentido de propósito y satisfacción en su trabajo.

Sin necesidad de apelar a la muy afamada teoría sobre las inteligencias múltiples de Howard Gardner, nuestro sentido común debería ser suficiente para informarnos sobre la imperiosa necesidad de eliminar esta práctica.

La escuela tradicional no respeta los procesos naturales de aprendizaje

Al hablar sobre una escuela tradicional que no respeta los procesos naturales de aprendizaje, Laura se refiere a que no atiende las inquietudes de la niñez en el momento en que surgen. Si un niño quiere saber algo hoy, no debería tener que esperar seis meses porque así lo marca el plan de estudios o incluso suprimir su inquietud si éste no la contempla. Laura se pregunta por qué los estudiantes deben esperar doce años para poder concentrar sus esfuerzos en aquello que más les interesa. Después de todo, ¿qué persona en su sano juicio decide conscientemente dedicar doce años de su vida a cosas que no le interesan?

Para Laura Castellaro, respetar los procesos naturales de aprendizaje implica también que no es necesario forzar a los niños para que aprendan. En relación a esto, es mi opinión que debemos abandonar nuestra insistencia en aceptar toda teoría de aprendizaje en forma acrítica o bien en traducir algunas teorías de aprendizaje perfectamente válidas en prácticas instruccionales artificiales que distorsionan el sentido de esas mismas teorías. Las teorías de aprendizaje basadas en la observación de lo que los niños hacen en el salón de clases no pueden informarmos sobre la verdadera naturaleza del aprendizaje humano. Lo que sí sabemos sobre el aprendizaje de los niños y niñas necesariamente se basa en la observación de aquello que hacen naturalmente y en libertad, y no hay razón para forzar lo que los niños están diseñados para hacer por sí mismos, especialmente si esto implica introducir distorsiones que tienen efectos negativos en su aprendizaje y desarrollo.

Geografía

Geografía

Algunas prácticas de la escuela tradicional constituyen una forma de maltrato

Laura Castellaro es enfática con respecto a esquemas disciplinarios o de administración del salón declases que tienen como consecuencia que los niños y niñas crezcan pensando que no son suficientemente buenos. En su opinión, estas prácticas constituyen una forma de maltrato.

La revisión de la literatura que Alfie Kohn ha hecho a lo largo de sus varios escritos deja claro que toda práctica encaminada a castigar, recompensar, calificar, etiquetar, clasificar, comparar y hacer competir a los niños tiene efectos perjudiciales en su aprendizaje y desarrollo.

De acuerdo a experimentos de Avi Assor y Guy Roth que Alfie Kohn cita en su artículo Trophy Fury, cuando los niños sienten que el afecto se otorga en función de qué tan bien se comportan o hacen lo que se les dice, desarrollan un sentido de sí mismos inestable y frágil. Señala también que más importante que una autoestima alta es una autoestima incondicional, un sentido de que somos competentes y valiosos sin importar que cometamos un error o no obtengamos los resultados deseados. Todas estas prácticas tienen además el efecto no deseado de enseñar que más importante que aprender es el superar y derrotar a los demás.

En la lógica de la tesis principal de John Taylor Gatto y el examen que hace sobre la historia de estas prácticas, su propósito nunca fue fomentar el aprendizaje. Estas prácticas nacieron de una psicología que fue puesta al servicio de los propósitos de la escolarización obligatoria y asumen implícitamente que es moralmente correcto controlar y manipular la voluntad de las personas y la percepción que tienen de sí mismas si ello sirve a un propósito superior. Los sistemas de administración del salón de clases basados en una tradición conductista son inseparables de sus propósitos de control y manipulación, y de los valores de una sociedad en la que ciertas formas de abuso infantil eran perfectamente aceptables.

Sistemas

Sistemas

 La educación en casa presenta una flexibilidad y diversidad de posibilidades que no son aprovechables en el contexto de la escuela tradicional

Cualquiera que haya pasado suficiente tiempo en una escuela primaria podría apreciar que la calidad, riqueza y variedad de las actividades y recursos que las hijas de Laura Castellaro tienen a su disposición pueden ser muy superiores. También es preciso reconocer que ninguna escuela podría proporcionar el nivel de atención y personalización que Gaia y Zyania reciben. En un salón de clases convencional, no existe tiempo para atender individualmente y conocer suficientemente a todos los estudiantes. ¿Qué hacemos concretamente en nuestro día a día sin escuela?

Cabe añadir que no ir a la escuela no significa no tomar clases, pero en oposición a un esquema en el que todos los estudiantes toman los mismos cursos, se pueden gestionar aquellos que cubren sus talentos e intereses particulares. La palabra clave aquí es flexibilidad para explorar una diversidad de posibilidades que no son aprovechables en el contexto de la escuela tradicional.

De acuerdo a su “no-guía del homeschooling”, Laura no cree mucho en las etiquetas: homeschooling y unschooling. Bajo su enfoque particular, ella no se aparta totalmente de los aprendizajes de sus hijas, pero tampoco les impone contenidos y métodos. Gaia y Zyania disfrutan de mucha autonomía e independencia, pero también de mucha ayuda por parte de mamá.

En el pensamiento de Laura con respecto a la educación en casa, cada familia debe construir su propio camino. Para los niños y niñas que se educan en casa, no existe un currículum y métodos únicos. Lo que ocurre depende mucho de los objetivos, estilo de vida y filosofía educativa de los padres, así como de la personalidad y características de sus niños y niñas. Por lo tanto, recursos como un currículum, una metodología o un material educativo están al servicio de estos objetivos, y no al revés.

 Reflexión final

Hasta hace algunos pocos años, nunca creí que un día consideraría seriamente la idea de la educación en casa. Hoy pienso en forma muy diferente. La experiencia de Laura Castellaro es un ejemplo patente de una decisión que estuvo muy lejos de ser negligente, ignorante o irresponsable. Muy por el contrario, tuvo como origen una reflexión muy cuidadosa e informada con respecto a las limitaciones y riesgos de la escuela tradicional y las posibilidades que la educación en casa puede brindar.

Independientemente de la diversidad en las experiencias de las familias que educan en casa, particularmente con respecto al grado de libertad y autonomía que se otorga a los niños y niñas, es claro que la educación en casa no necesariamente significa hacer mejor lo que se hace en la escuela. En este sentido, no puede evaluarse bajo los mismos parámetros que la escuela convencional. Para Laura Castellaro, lo académico es importante, pero es únicamente una parte pequeñita de lo que se hace.

En todo caso, una vez que la educación deja de estar bajo el control exclusivo de la burocracia escolar, necesariamente entran en juego las reflexiones y experiencias directas de los niños, niñas y sus familias, y muchas de las prácticas asociadas al rigor, control y disciplina escolar comienzan a desmoronarse y perder relevancia.

Diversas posturas críticas mantienen que el problema de la calidad de la educación tiene un carácter estructural, que como tal, la escuela está más allá de poder ser reparada y se requiere de algo diferente. Ésta es también la opinión de Laura Castellaro


 

[1]  De acuerdo con el censo de Connecticut de 1840, únicamente uno de cada 579 ciudadanos era analfabeta. Esto se traducía en una tasa de alfabetización de 99.83%, doce años antes de ser aprobada la ley que hizo obligatoria la escolarización en el estado de Massachusetts, el primer estado de la Unión Americana en aprobar una ley de este tipo. Paradójicamente, de acuerdo a datos de las oficinas de registro en las fuerzas armadas de los Estados Unidos que John Taylor Gatto cita en su libro Underground History of American Education, el avance en cobertura y profesionalización de la escolarización obligatoria en los Estados Unidos vino acompañado por un crecimiento en el analfabetismo funcional.

[2]  Esto también puede actuar en perjuicio del estudio de las ciencias y otras disciplinas, en tanto en ellas se aplica la misma creatividad que se cultiva en el estudio de las artes. En su documento, A Mathematician’s Lament, Paul Lockhart dice con respecto a la instrucción de las matemáticas: “Hay tanta profundidad que roba el aliento y tanta belleza que parte el corazón en esta ancestral forma de arte. ¿Qué irónico que la gente considere a las matemáticas como la antítesis de la creatividad? Se están perdiendo de una forma de arte más antigua que cualquier libro, más profunda que cualquier poema, y más abstracta que cualquier pieza de arte abstracto. ¡Y es la escuela la que ha hecho esto! Qué triste ciclo interminable de inocentes maestros infligiendo daño a estudiantes inocentes. Todos podríamos estarnos divirtiendo mucho mucho más.”


Referencias

  • Colfax, D., Colfax, M. (1988). Homeschooling for Excellence. New York, NY: Warner Books, Inc.
  • Gatto, J. T. (2001). The Underground History of American Education: A School Teacher’s Intimate Investigation Into the Problem of Modern Schooling (2da ed.). New York, NY:  The Oxford Village Press.
  • Illich, I. (1968, abril 20). To Hell With Good Intentions. Cuernavaca, México: Conference on InterAmerican Student Projects:  https://schoolingtheworld.org/resources/essays/to-hell-with-good-intentions/
  • Illich, I. (1971). Deschooling Society. New York, NY: Harper & Row.
  • Kohn, A. (1993) Is Competition Ever Appropriate in a Cooperative Classroom? Cooperative Learning Magazine, 13 (3). https://www.alfiekohn.org/article/competition-ever-appropriate-cooperative-classroom/
  • Kohn, A. (1999, marzo). From Degrading to De-Grading. High School Magazine.https://www.alfiekohn.org/article/degrading-de-grading/
  • Kohn, A. (2004, septiembre 15). Feel-Bad Education: The Cult of Rigor and the Loss of Joy. Education Week.: https://www.alfiekohn.org/article/feel-bad-education-article/
  • Kohn, A. (2014, mayo 4). Trophy Fury. What’s Behind Claims that Kids Are Coddled and Overcelebrated? New York Times: https://www.alfiekohn.org/article/trophyfury/
  • Lockhart, P. (2002). A Mathematician´s Lament. Mathematical Association of America: https://www.maa.org/external_archive/devlin/LockhartsLament.pdf
  • Marlens, N., Hurst, J., Grossman, M. (Productores), Black, C. (Directora). (2010). Schooling the World [Documental]. Estados Unidos: Lost People Films: https://www.youtube.com/watch?v=UAGTaC2yGFQ
  • TED (2006, febrero 6). Sir Ken Robinson: How schools kill creativity [TED Talk].
  • TED (2013, abril). Ken Robinson: How to escape education’s death valley [TED Talk].