Ginés del Castillo, educador argentino y colaborador activo del equipo de Reevo aborda, brevemente, la situación de las experiencias educativas alternativas y las posibilidades de una profunda transformación educativa que contribuya y acompañe la necesaria transformación social.

La situación de descontento

Cuando uno conversa con la gente en diferentes lugares del país, se descubre que un elemento en común es el descontento. Nadie está satisfecho con la educación actual, unos por una razón y otros por otra, algunos porque no hay libertad y otros porque creen que no hay límites, unos por el exceso de contenidos y otros por la falta de aprendizajes y así en cada aspecto, de un extremo al otro.
No están contentos los alumnos, que no ven el significado ni la utilidad de pasar por ese sistema de premios y castigos con aprendizajes obligatorios, que pocas veces resultan de su interés.
No están contentos los padres, que ven a sus hijos ir con desgano, en el mejor de los casos, a la escuela y que creen que se aprendía más y mejor en la escuela de su juventud y reclaman un retorno a un pasado mejor o exigen, por el contrario, aprendizajes que sean relevantes para el mundo actual y del futuro.
No están contentos los maestros, que deben sufrir la falta de interés de los alumnos, el maltrato y violencia escolar, y no encuentran en su ámbito de trabajo la posibilidad de realizar aquello que su interés y vocación les llevó a estudiar.
Finalmente, tampoco están contentos los funcionarios, que no logran ver plasmadas en la práctica sus expectativas de rendimiento escolar, retención y otros índices de calidad educativa oficial.

La transición

Estamos en un período de transición donde hay una escuela que ya no cumple sus funciones pero no hay otra que la reemplace; esto genera una diversidad de actitudes y respuestas.
Lo que ocurre es que la escuela tradicional no ha desaparecido, aún está presente, pero ya no tiene el ímpetu que tuvo hace 200 o 300 años, cuando se le asignaba, nada menos, que un rol de ordenamiento de la sociedad, de un orden social naciente. Son muchas las razones por las cuales la escuela tradicional ha perdido su lugar en nuestra sociedad actual pero, entre ellas, podemos distinguir el lugar que los medios le han quitado en su misión de transmitir o de crear una particular forma de construir la realidad; la función de control ya no está, exclusiva ni prioritariamente, en manos de la escuela.
La escuela tradicional era la escuela de la Revolución Industrial y la Modernidad, la escuela funcional al capitalismo y al control del Estado sobre los individuos, inmersa en una sociedad diferente a la actual.
La escuela ya no es la única que enseña
Si bien es motivo de discusión académica, podemos aventurar que, de alguna manera, la Modernidad ha muerto o, al menos, ya ha dado la mayor parte de lo suyo. Hoy estamos transitando una etapa Posmoderna que aún no tiene una definición propia, es otro producto de transición, ya no es la modernidad pero aún no es otra cosa.
En esta etapa de transición aparecen nuevas formas y relaciones sociales y de producción, mayormente signadas por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y esto afecta también las formas de aprendizaje, que ya no están centradas exclusivamente en las escuelas tradicionales y aparecen distribuidas en diversas ofertas sociales y también en forma de auto-aprendizaje. La escuela ya no es la única que enseña.
Hoy, una familia de clase media con algunos recursos económicos, toma la escuela pública -estatal o privada- como una obligación que no se cuestiona demasiado pero, al mismo tiempo, la “complementa” con actividades de danza, música, idiomas, manualidades, deportes, etc., que encuentra en otros espacios no formales. Esto nos lleva a pensar que la igualdad de educación para todos debería contemplar esta posibilidad de ofrecer una educación con trayectos de libre elección a toda la población, en formagratuita o asistida por el estado. Utilizando un lenguaje gastronómico, hoy significa pasar de comer “el plato del día” (lo mismo para todos) a la posibilidad de comer “a la carta” (elegir lo que uno quiere comer).

El surgimiento de alternativas

En medio de esta situación, y un poco impulsada por la misma, surgen experiencias educativas alternativas desde diferentes sectores de la sociedad.
La mayoría, si no la totalidad, de los proyectos educativos alternativos no nacen como “proyectos” (un plan, un conjunto de instrumentos para un fin, algo que se lanza hacia adelante) sino como “huidas” o “escapes” del sistema educativo convencional.
Estas iniciativas vienen a cubrir, sobre todo, el descontento de los padres ante un sistema que no contempla los reales intereses de los niños y mucho menos los propios.
Dentro de las alternativas que se generan podemos encontrar, entre otras, a los que optan por la Escuela en casa (homeschooling), Sin escuela (unschooling), Espacios educativos o lúdicos informales, de contraturno o para home-unschoolers o como oferta complementaria para escolares, Bachilleratos populares, apoyo escolar, Innovaciones en las escuelas tradicionales de gestión privada o estatal, Escuelas alternativas sin otorgamiento de títulos homologados, Escuelas alternativas autorizadas por el servicio educativo del estado, etc.
Estas experiencias suelen desarrollarse en forma de gestión privada pero algunas cuentan con apoyo parcial o total del estado.
Estas alternativas a la educación tradicional se enrolan o constituyen diferentes corrientes pedagógicas, algunas de las cuales datan de principios del siglo pasado y otras están desarrollándose en la actualidad: Pedagogías alternativas “tradicionales” (Waldorf, Montessori, Escuela Activa, etc.), Escuelas democráticas (Summerhill, Sudbury, Libertarias, etc.), Pedagogías de transformación social (Paulo Freire, humanista, decolonial, etc.), Pedagogías progresistas (Escuela Activa, constructivismo, Educación para la paz, educación integral etc.), Experiencias y aportes alternativos actuales, usualmente basados en concepciones religiosas o espirituales particulares (Pedagogía 3000, Inkiri de Piracanga, etc.), Innovaciones en las escuelas tradicionales de gestión privada o estatal, Búsqueda de mejores estándares educativos, Incorporación de tecnología, educación a distancia, plataformas digitales, Educación Escandinava, Pedagogías de investigación y construcción en la práctica, etc.
Un dato observable es que algunas de las nuevas pedagogías se basan en teorías, estudios y desarrollos del mundo académico y/o de las políticas públicas mientras que en otras, los gestores no son educadores profesionales, con títulos habilitantes, sino personas que estudian e investigan por afuera de las instituciones académicas. También hay experiencias que abordan lo educativo tan solo como parte de una concepción de vida.

Laboratorios de lo posible

En esta situación de cambios y de transición, las nuevas alternativas aparecen como verdaderos laboratorios donde se elaboran propuestas posibles para la educación del futuro. Como tales, muchas de ellas podrán hacer sus aportes a una nueva educación aunque no todas prosperarán y tampoco tendrá el futuro un único modelo educativo.
Nadie puede decir hoy cómo será la educación del futuro aunque muy probablemente no contará con escuelas tal como hoy las conocemos. De todos modos, el presente ya reclama una educación que contemple alternativas y posibilidades de optar por diferentes caminos de desarrollo y no una única y monolítica oferta educativa.

La libertad de educar-se

Mucho se habla del derecho a la educación pero no se ve cómo ese derecho termina convirtiéndose en una obligación impuesta sobre los niños y jóvenes desde el estado, con la aceptación de las familias. Y la obligatoriedad no es sólo de educar-se sino de recibir, aceptar y mostrar buenos resultados en la educación que se les imparte o impone.
Parece razonable pensar que uno deba educarse de alguna manera para vivir en el mundo actual pero resulta autoritario suponer que debe hacerlo de determinada manera y que esa manera la deciden otros. La costumbre ha naturalizado algo que resultaría inaceptable para la mayoría de las personas, como es esta intromisión del estado en la formación de sus hijos.

La sobrevivencia en la transición

En la transición educativa, cultural y social que vivimos, parece legítimo buscar soluciones de sobrevivencia, aunque a veces no puedan ser aplicadas a la totalidad de las personas, ni todos las compartan.
Las iniciativas surgen muchas veces a partir de grupos de personas que se reúnen para crear, juntos, nuevos espacios educativos para sus hijos, también suelen ser iniciativas de docentes o directivos de escuelas públicas, y aún las búsquedas que comienzan siendo individuales, como el home-schooling, terminan colectivizándose a través de organizaciones formales o informales.
De modo que vivimos un proceso colectivo, no único ni localizado sino diverso y distribuido, de búsqueda de soluciones o nuevos escenarios de vida, en los cuales se inscribe una profunda transformación educativa que ya está en marcha.

El propósito de la Educación

Sabemos que las grandes preguntas de la educación son el para qué, el qué y el cómo.
Desde los ámbitos oficiales los cambios se centran mayormente en la dimensión curricular (lo que enseñamos) y a veces también en la introducción de tecnología (que hace al cómo enseñamos).
Muchas experiencias alternativas ponen el centro en la metodología de la enseñanza-aprendizaje, generalmente con poco énfasis en revisar lo que se enseña-aprende.
Una transformación profunda de la educación no provendrá ni de nuevos contenidos de los aprendizajes ni de nuevos métodos de enseñanza. Lo que hace de elemento ordenador de una transformación educativa es la respuesta que demos a la pregunta ¿para qué educamos, para qué aprendemos? Del nuevo propósito de la educación surgirán nuevos contenidos, nuevos métodos, o los mismos adquirirán otra dimensión en un contexto diferente.
Tal vez, para comenzar, un buen propósito podría ser:
“Ayudar a conocerse uno mismo, conocer sus intereses y capacidades, desarrollarlos, encontrar la forma de hacer de ellos un medio de vida con sentido personal y social.”
Otros prefieren limitarse a algo así como: “La felicidad”, que tampoco es poco ni sencillo.
Por otra parte, casi todas las experiencias alternativas enfatizan la posibilidad de desarrollarse o “crecer en libertad”. En ese sentido, entendemos que la promoción de la libertad requiere un fuerte trabajo en la posibilidad de comprender el condicionamiento que la impide, condicionamiento multicausal, de orden genético, histórico, cultural, personal, psicológico, etc.

A modo de cierre

Entendemos que vivimos una época de grandes cambios de paradigmas, a lo cual no escapa la educación. Se registran condiciones reales para una profunda transformación. Para que ello ocurra es necesario instalar esta necesidad y posibilidad en la cultura, en la subjetividad de las personas. La película La Educación Prohibida ha contribuido en esa dirección y Reevo pretende ser una continuidad que trabaje en la transformación necesaria, en el terreno mismo, junto a los actores.
La Transformación Educativa de este siglo requiere de actores que se comprometan con un trabajo sostenido dentro de la diversidad, que puedan apoyar a todas las experiencias, sin comprometerse con una sola corriente pero sin creer, a pesar de ello, que todo es lo mismo, que todo funcionará, que todo llegará a ser parte de la educación del futuro.
En medio de este florecimiento de decenas o cientos de opciones, habrá que encontrar un eje, un hilo conductor, un elemento ordenador que otorgue sentido a lo diverso y a lo disperso, que sirva desde un extremo a otro, desde la educación pública estatal hasta aquel que educa en casa o en la naturaleza. Nadie puede pensar que tiene en sus manos ese elemento ordenador, aunque tal vez lo tenga, ello surgirá de la práctica, validando un camino o varios pero, para que ocurra, debemos estar en movimiento.