A mediados de Agosto se realizaron en Rosario, Argentina, las IV Jornadas Cossettini, organizadas por la Red Cossettini. German Doin, director de La Educación Prohibida y miembro de Reevo, comparte sus impresiones de estas 3 jornadas de reflexión, debates y recuperación del pensamiento pedagógico de las hermanas rosarinas que revolucionaron la educación Argentina en la década del 30.

Es la primera vez que participo de estas jornadas, y a decir verdad, las esperaba con ansia. Me invitaron a compartir en una mesa  acerca de la actualidad de “La Escuela Viva”. Si la educación se vive hoy ¿Donde y cómo? , estas eran las preguntas. Mi compromiso era para  el cierre de las jornadas, pero de todas formas hice lo posible para estar en Rosario los tres días que duraron las actividades.

Primer día de las Jornadas

Primer día de las Jornadas

La Red

Hace varios años se conformó la red entre educadores y educadoras que habían seguido de cerca el intenso trabajo de Olga y Leticia, desde maestros de escuela normal, profesores e investigadores de la academia y exalumnos de la antigua pero vigente “escuela de la señorita Olga” hacen lo posible para mantener vivo el legado pedagógico y divulgar su pensamiento y acción entre los docentes del sistema público actual. Si bien no conozco a todos los miembros de la Red, tuve el placer de conocer personalmente a referentes como Amanda Pacotti, Velia Blanco, Estela de Souza, Javiera Díaz, Cristina Dieguez, Dora Ciapini, entre otras.

De izq a der: Amanda Pacotti, la ministra de educación Claudia Balagué, Dora Ciapini y Estela de Souza

De izq a der: Amanda Pacotti, la ministra de educación Claudia Balagué, Dora Ciapini y Estela de Souza

Las Jornadas

Fueron 3 días de exposiciones y conversatorios sobre la escuela viva, el pensamiento de Cossettini, educación por el arte, el rol del docente, perspectivas sobre la actualidad, y experiencias prácticas concretas dentro de las escuelas.

Ex-alumno rememorando sus dias en la escuela de la Señorita Olga

Ex-alumno rememorando sus dias en la escuela de la Señorita Olga

Se contó con la presencia de destacados educadores de diferentes puntos de Latinoamérica, que habían participado del Congreso Latinoamericano de Educación por el Arte en Buenos Aires, algunos días atrás. Tuvimos el placer de escuchar experiencias y reflexiones de compañeros de Brasil, Perú, Guatemala, Colombia, México y Cuba. Quedé gratamente sorprendido por lo alternativo de sus propuestas, creo que merece dedicarle tiempo y energías a la investigación y divulgación que se viene realizando en el campo de Educación por el Arte en la región.

Carlos E. Saltzmann, ex alumno de la escuela, comentando la presentación del libro "Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Serena. Cultura, imagen y pedagogía."

Carlos E. Saltzmann, ex alumno de la escuela, comentando la presentación del libro “Olga y Leticia Cossettini en la Escuela Serena. Cultura, imagen y pedagogía.”

Entre talleres vivenciales, conferecias y presentaciones de libros, uno va redescubriendo a la figura de Olga Cossettini desde diferentes lugares: su propuesta escolar comunitaria, el reconocimiento de las formas de expresividad legítimas de los niños, la importancia del trabajo estético visual que proponía al docente.

El Archivo

Me invitaron especialmente a participar de una visita guiada al Archivo Cossettini del Centro de Investigación IRICE-Conicet de la Universidad de Rosario. La historia va más o menos así: Olga Cossettini tenía la buena costumbre de sistematizar y documentar todo lo que hacía, desde los cuadernos de aula, los diarios/Bitácoras de los docentes, hasta las producciones de sus alumnos, viajes, actividades e incluso la correspondencia que mantenia con otros educadores y referentes. Cuando Olga murió, Leticia, su hermana y compañera en la escuela, donó gran parte al IRICE para la conformación de un Archivo, pero mantuvo su esperanza de conformar un museo.

Tras la muerte de Leticia algunas cosas se sumaron al archivo, pero otras pasaron a formar parte de diferentes organizaciones como el Instituto Cossettini o colecciones privadas. Desde entonces el equipo de IRICE ha venido realizando un trabajo de inventariado, transcripción y recuperación de los documentos. Me refiero a cientos de fotografías, cuadernos de clase, notas y miles de cartas, entre las que se destaca desde fotografías de niños y niñas de la escuela hasta la correspondencia que Olga mantuvo con Julio Cortazar, por ejemplo.

Obra de arte de un alumno de la escuela.

Obra de arte de un alumno de la escuela.

Hoy, con la ley de Acceso Abierto, el IRICE está llevando adelante un proceso de digitalización y disponibilización bajo licencias Creative Commons de todos los documentos del archivo. Parte de ese trabajo puede comenzar a verse en el sitio web oficial del Archivo, pero el proceso recién comienza.

Tras la visita al archivo, me quedo con dos ideas que vale la pena rescatar. Por un lado, la tremenda importancia de documentar, escribir y sistematizar las prácticas alternativas, innovadoras, transformadoras en el ámbito de la educación. Hoy contamos con muchas más herramientas para hacerlo de lo que Olga contaba hace 50 años, es innegable que la forma de expandir el impacto de las prácticas pedagógicas inicia en la documentación. Por otro lado, restacar el sentido político y pedagógico de compartir libremente esa información y conocimiento con el mundo. Si nuestras prácticas educativas tienen algo de valioso, considero que debemos acrecentar ese valor poniéndolo a disposición de todos, y evitando que se encapsule y aquilose detrás de las mañas de la autoría y la privación del conocimiento.

Fotografía de época en la que aparece Olga.

Fotografía de época en la que aparece Olga.

En resumen, recreemos la educación viva que Olga y Leticia se atrevieron a hacer, y compartámosla libremente con el mundo.