Un cuarto de siglo atrás, la localidad de Piedra Buena en Santa Cruz abría sus brazos a una propuesta pedagógica única en Argentina. Hoy, a través de jornadas académicas reviven su historia, reencontrándose con escuelas hermanas de diferentes puntos del país.

Hace algunos años que vengo estudiando e investigando sobre pedagogías alternativas en Argentina y la región. Sin duda, una de las más destacadas educadoras que caminó sobre este suelo fue Olga Cossettini, cuyo trabajo quedó inmortalizado gracias a su buena práctica de documentar y sistematizar sus vivencias escolares.

Sin embargo  Olga dejó más que eso, dejó su vitalidad y percepción en muchos educadores argentinos que hicieron de las suyas, llevando la propuesta de una educación diferente a su paso. Una de ellas es Velia Blanco, acompañante y creadora de escuelas en Argentina.

Veyi, como la llaman sus alumnos, ahora amigos, trabajó en su juventud con Olga Cossettini cuando esta era Directora General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. Desde entonces Veyi no deja de incluir la mirada de Olga en las experiencias en las que participa. En la década del 80, Veyi se sumó al proyecto del Instituto Superior de Enseñanza Roberto Themis Speroni de CityBell en las afueras de La Plata, conocido como “el Pedagógico”, el lugar donde se formaron la mayoría de los docentes que trabajan en las escuelas pedagógicas o experimentales.

Desde 1889 hasta la fecha, el Instituto Speroni es el semillero de maestros que se forman con una pedagogía experimental que recupera la libre expresión artística, el sentido común y la transmisión de valores por medio de la acción y el ejemplo, intentando trasladar la práctica escolar del mapa de la simulación al territorio de la vida misma.

Una historia que comenzó hace 25 años en el sur de la Patagonia

No pasó mucho tiempo antes de que padres comenzaran a interesarse por la propuesta. Ahí es donde algunos personajes de la Patagonia conocieron y difundieron la experiencia en Piedra Buena. El pueblo, en ese entonces con una población cercana a las 4000 personas y con una sola escuela le abrió sus puertas a esta pedagogía, creando así la Escuela Experimental Municipal Nº1.

Jóvenes en proceso de formación del Instituto viajaron a la provincia de Santa Cruz para participar del proyecto, comenzando desde el nivel inicial. Marcos Scurzi, alumno del Speroni, fue el primero en llegar a Piedra Buena convirtiéndose en el primer maestro jardinero del país. A él se le sumaron otros maestros jóvenes como Gustavo Durante, Josefina Mouzo, entre otros. Todos ellos, alumnos de Veyi en el Speroni. Al poco tiempo la escuela cambió su nombre y pasó a llamarse “Escuelita del Río”.

Con los años se fundaron escuelas satelitales del Instituto Speroni en La Plata, Esquel, Trevelin, Ushuaia, Rio Grande, San Martin de los Andes, Santa Rosa, San Justo, Tigre, Mercedes, Rio Ceballos, Tafi del Valle, Bariloche y próximamente Mar del Plata.

En el 93, Veyi se desvinculó del Speroni, pero continuó apoyando la fundación de escuelas, acompañando  proyectos cooperativos independientes en Capilla del Monte en los 90 y Puerto Madryn en los últimos años.

La Escuelita del Río

Ubicada inicialmente a metros del Río Santa Cruz, los niños disfrutaban de la orilla como patio de juegos. Más allá del apoyo del municipio, la escuela no dejó de ser señalada por los vecinos por su práctica excepcional, ya sea por interés o resistencia. La Escuelita del Río no tenía pupitres o salas de aula, no dividía a los niños por edades, ni los sometía a exámenes escritos, tampoco ponía calificaciones o castigos. Los jóvenes maestros cantaban, bailaban y fomentaban la expresión artística a diario.

 

La escuela figura técnicamente dentro de la dirección de escuelas privadas, pero tiene financiamiento integral del gobierno municipal, siendo el cargo del intendente el representante legal. Esto permite que la escuela posea una gran libertad en su aspecto pedagógico siendo en la práctica una escuela pública de gestión estatal, aunque su actual director Gustavo Durante, manifiesta que la escuela debería pertenecer a la gestión estatal formalmente.

A diferencia de otras escuelas de la red satelital del Instituto Speroni, desde 1993 la Escuelita del Río dejó de recibir practicantes. Esto la convierte en una de las pocas escuelas experimentales que comienza a articularse con el sistema formal. Desde esa fecha comenzaron a sumarse al proyecto maestros de la región. Los nuevos maestros y maestras que desean ingresar deben ser elegidos por sus compañeros en asamblea, no sin antes pasar por 2 semanas de adscripción en la escuela, para conocer la propuesta y presentarse con el equipo.

En la asamblea solo pueden votar aquellos que tienen más de 2 años de antiguedad, pero todos los miembros del plantel tienen voz. La escuelita elige de la misma manera al equipo directivo cada 2 años.

Al visitar la escuela uno no puede dejar de observar la presencia de obras de arte de los estudiantes decorando todos los espacios. El edificio cuenta con 2 grandes salones taller, con un despliegue de materiales y técnicas artística.

 

No pasa un día sin que los niños y niñas tengan una instancia de expresión artística. Los más grandes, suelen reunir fondos para sus viajes de estudio con la venta de su producción: retratos, macetas decoradas, rompecabezas artesanales y objetos de decoración son algunos ejemplo.

La escuela cuenta con 2 grandes invernaderos, necesarios para la práctica de huerta orgánica en esas latitudes y climas.

La escuela también destaca ser una escuela integradora desde el comienzo, contando con la participación de niños con capacidades especiales que conviven y comparten con sus pares.

 

Jornadas sobre Dinámicas de Cambio y Pedagogías Alternativas

Algunos de los maestros fundadores participan como docentes en el único magisterio de la provincia en la UNPA (Universidad Nacional de la Patagonia Austral). De allí surgió la idea de realizar unas jornadas pedagógicas aprovechando el Décimo Quinto Aniversario de la Escuelita.

La ex-maestra, madre de la escuela y profesora del magisterio Gabriela Duarte inició así una convocatoria a otras escuelas experimentales vinculadas al proyecto, siendo Veyi el eje o vínculo entre ellas. Fue así como pudieron participar de las jornadas maestros y maestras de escuelas de Capilla del Monte, Puerto Madryn y Ushuaia, además de investigadores de la UBA, IRICE-CONICET y la UNPA.

Fueron 2 jornadas formales de maestros y maestras compartiendo experiencias pedagógicas diferentes pero con muchas prácticas en común por la influencia de la formación similar. También hubo oportunidad para recuperar el pensamiento pedagógico de educadores rioplatenses como la misma Olga Cossettini, Luis Iglesias o Jesualdo Sosa. Los locales también contaron con un espacio para recuperar los orígenes de la escuela desde la historia oral, y conocer las hipótesis de la investigación de Gabriela sobre las razones por las cuales la Escuelita del Río fue tan bien recibida en Piedra Buena.

No obstante  lo que más rescato de las jornadas sucedió fuera del entorno formal. En los desayunos, almuerzos, cenas y en las intensas conversaciones durante los viajes de ruta.

Me emocioné de tan solo presenciar el reencuentro de educadores con su maestra de la juventud, a la que algunos no habían visto por más de 20 años. No dejé de sorprenderme por las prácticas comunes que estas escuelas seguían manteniendo a la fecha. Disfruté de intensas conversaciones sobre el potencial transformador de la educación alternativa en la educación argentina. Y finalmente, tuve la oportunidad de formar vínculos con maestros y maestras admirables que ojalá se mantengan cerca acompañandonos en la transformación educativa que buscamos también desde Reevo.