Los amigos de Escuela21 conocieron en Dinamarca una construcción novedosa donde funciona uno de los edificios educativos más modernos del mundo. Este espacio de aprendizaje se construye desde la comunicación, el diálogo, el encuentro y la observación. Su creativa arquitectura permiten un diálogo constante entre todos los espacios y personas.

El Ørestad Gymnasium me recibe con los brazos abiertos de Morten Smith-Hansen. El exterior de esta escuela21 es un gran cubo de cristal cubierto con escamas de colores que controlan la iluminación. Los naranjas, amarillos, azules y verdes son su seña de identidad. En su interior es todo transparencia, muros de cristal invisibles y ocho plantas unidas por una enorme escalera central de caracol que vertebra y comunica todo el edificio. El blanco, la madera y el cristal representan el ADN de su cadena de aprendizaje.

a las afueras del edificio

a las afueras del edificio

Esta escuela21 es uno de los edificios educativos más vanguardistas del mundo. Puedes quedarte dentro admirando y sintiendo su transparencia igual que la Sirenita mira al Báltico. Hay tiempo de aquí a cien años más. En su apertura, la autonomía que Ørestad Gymnasium concede al aprendizaje lo inmortaliza. Pasarán las generaciones y toda innovación siempre tendrá un espacio en una planta u otra de esta espectacular caracola.

Morten es danés pero en los correos que intercambiamos firma con Martín. Es profesor de español y habla mejor que yo. Juntos recorremos la escalera de abajo a arriba y de arriba a abajo mientras saluda a alumnos de todas las edades y me cuenta cómo se aprende en un espacio donde todo el mundo ve a todo el mundo, a la vez y constantemente. El diseño de Ørestad Gymnasium prima la comunicación, el diálogo, el encuentro y la observación en busca de la inspiración.

La escalera nace en la planta baja junto a la cafetería, al lado del gimnasio que también hace las veces de teatro. En un esquina destaca la acristalada sala de profesores llena de taburetes, mesas y pizarras. Aquí todo el espacio inspira aprendizaje. Planta tras planta, riadas de estudiantes se mueven con libertad hasta la azotea. Cuando subimos, Morten explica que la utilizan para las actividades de astronomía. Es un improvisado observatorio hacia las estrellas al final de una espectacular caracola de aprendizaje.

En cada planta veo que han acondicionado zonas de aula, mesas para trabajar en equipo y espacios de trabajo individual. Los grandes espacios circulares son las únicas estructuras cerradas sobre sí mismas, donde no puede verse lo que ocurre en su interior. Dentro tienen lugar presentaciones orales o proyecciones audiovisuales. Sobre su techo también se ha hecho sitio para crear un espacio de aprendizaje individual. Grandes pufs naranjas y verdes sirven a los alumnos para acomodarse como quieran. Allí es donde van a tirarse para estudiar. En su redondez y colorido, desde lo alto, estos espacios circulares lucen como simpáticas paelleras. Hay mucha creatividad cociéndose en un lugar así.