Mayela es una madre que luego de varios cuestionamientos sobre cómo educar a sus hijos, decidió desescolarizarlos. En esa búsqueda descubrió que más allá de replicar los contenidos de la escuela en casa, era necesario brindar espacios para reencontrase con el juego, el ser, y la niñez. Así surgió Estrellas Brillantes.

“Mi nombre es Mayela de Alejandro. Tengo 35 años de edad. Soy originaria de la ciudad mexicana de Monterrey (Nuevo León), pero desde hace seis años vivo en San Miguel de Allende (Guanajato). Me gradué de Licenciatura en Turismo y Maestría en Dirección Turística. Siempre pensé que dedicaría mi vida a esto; sin embargo, al convertirme en madre mis prioridades cambiaron.

Tengo dos pequeños, un niño de 8 años y una niña de 6. Hace justamente un año, me topé por casualidad con el video de Sir Ken Robinson titulado “La escuela mata la creatividad”; cautivó mi atención y decidí verlo sin saber que iba a cambiar mi vida… Estábamos a la mitad de las vacaciones de diciembre. Mi hijo se encontraba cursando el primer grado de primaria y mi niña, tercero de kinder. Esa noche no pude dormir. Hasta entonces, me había sentido tranquila de que ambos asistieran a una escuela que llevaba un método menos tradicional, escuela en la cual yo había sido maestra los pasados 3 años. Al escuchar los argumentos de Sir Robinson, fue como si un velo se me quitara de los ojos. Entendí por primera vez que el problema no era la escuela en sí, sino el sistema educativo. Aprendí los graves daños que está causando en los niños seguir bajo este régimen ya obsoleto. Y también identifiqué algunas “pequeñas” señales que mis hijos habían estado enviándome, en un intento por hacerme saber que algo no iba bien. En ese momento surgió en mí el deseo intenso de educar a mis hijos en casa.

“Han habido fuertes pruebas a lo largo del camino,comenzando por mí, ya que tuve que vivir el  proceso de -desaprender lo aprendido-para dejar lugar a lo nuevo”

Fue entonces cuando, por primera vez, incursioné en el basto mundo del homeschooling. Descubrí que existe una gran variedad de maneras de llevarlo a cabo. En un principio, mi intención era replicar los contenidos de la escuela en casa, pero a un ritmo menos estresante; al fin y al cabo, yo era maestra. Sin embargo, al seguir investigando sobre la educación alternativa, leí en un artículo sobre la desescolarización y la importancia de permitir un período de “desintoxicación del sistema escolar”; así que decidí dejar a mis hijos “respirar” un tiempo. Entonces fue cuando descubrí que se reencontraron con su niñez, lo cual me permitió ver que habían estado siendo obligados a “madurar” apresuradamente. Mi primer sorpresa fue que comenzaron a preguntar y cuestionar todo otra vez, en especial mi hijo. Era como si de nuevo tuviera 4. Sus ojos, bien abiertos a lo que acontecía a su alrededor; su mente curiosa no cesaba de bombardearme con preguntas. Mi hija se veía más relajada, más contenta, jugando y jugando sin parar. Como si estuviera recuperando un tiempo perdido. Como si reclamara de vuelta algo que le había sido quitado de las manos.

Decidí continuar en modo “desescolarizado” por más tiempo y para mi sorpresa sólo obteníamos resultados positivos de ello. Entonces pasó por mi mente que quizás había más madres y padres que deseaban brindar a sus hijos un tipo de educación diferente, pero que por sus condiciones laborales o personales no les fuera posible hacerlo en su casa y pensé: “¿qué tal si incluyera a más niños?” Entonces desarrollé un programa de educación alternativa y lo llamé Estrellas Brillantes. Pasé noches en vela elaborando el concepto, con la más grande emoción que he sentido jamás. Poco tiempo después, me llamó una mamá de un compañerito de mi hijo; al explicarle lo que estaba haciendo, decidió unir a sus dos hijos al grupo.

Un mes más tarde, se agregó otra pequeña. Su mamá, hasta el día de hoy, ha sido un gran apoyo para mí y me ha acompañado a través de la evolución de este proyecto, participando activamente en todo momento. Juntas hemos ido dándole dirección y propósito. Gracias a ella me enteré de que existen las escuelas libres alrededor del mundo y me metí de lleno a investigar cómo funcionan. En el camino, me topé con los términos unschooling y freeschooling. Investigué sobre el Aprendizaje Natural y me resultó muy significativo, así que de esta manera mi proyecto se fue definiendo en lo que yo deseaba ofrecer a mis hijos y demás niños: una oportunidad de aprender de manera diferente a la convencional, dirigida por sus propios intereses, donde pudieran explotar todas sus capacidades y descubrir sus talentos naturales a través de la libre expresión e investigación, a la vez que les permitiera vivir al máximo esta etapa tan maravillosa: su niñez”

Sobre el proyecto “Estrellas Brillantes”

Estrellas Brillantes es un programa de educación alternativa que promueve el aprendizaje de manera natural. Se encuentra ubicado en San Miguel de Allende, México, en una casa con mucho espacio abierto en el campo.

Este programa estimula la iniciativa, la creatividad y la libertad de elección, permitiendo un desarrollo integral en armonía con el proceso individual de cada ser. Está enfocado al descubrimiento de los talentos que cada niño posee, valorando la capacidad de los niños de transformar el mundo y confiando en su deseo de progresar, para lo cual requieren ser acompañados y guiados en un entorno armonioso, donde se da gran importancia al desarrollo moral y a la conciencia emocional.

Hay que permitir el juego libre

Hay que permitir el juego libre

Las formas de aprender

La educación libre se refiere al método de aprendizaje autodirigido; aquél que permite al niño convertirse en el autor de su propia educación, a través de sus decisiones e iniciativas, en total libertad de perseguir sus intereses de acuerdo a sus habilidades. Este método no establece un plan de estudios para cubrir determinadas asignaturas, no implica la realización de tareas obligatorias, es libre de evaluaciones o de exámenes.

El aprendizaje natural es el que surge de manera espontánea en cada niño, de acuerdo a su desarrollo, cuando éste sigue su curiosidad, y se da mejor cuando el niño está en contacto con la naturaleza y se le permite explorar los elementos naturales. Se trata de permitir el aprendizaje de acuerdo a la constitución biológica del cerebro humano: cada uno a su propia manera y ritmo, en la confianza absoluta de que todo niño posee de manera innata el deseo y la capacidad inherente de aprender aquello que le interesa o que necesita para abrirse paso en la vida.

 La propuesta

  • Un ambiente relajado donde predomine la confianza en las capacidades de los niños, con una mentalidad abierta hacia otras maneras de aprender, que están más en armonía con su propia naturaleza.
  • Dinámicas interactivas dirigidas por los niños, actividades de libre elección o actividades sugeridas, talleres y paseos.
  • Un entorno equipado de herramientas que den acceso a la información para que los niños estén expuestos al aprendizaje y lo apropien en su debido momento, haciendo uso de los beneficios que la tecnología ofrece.
  • Permitir a los niños participar en la elección de los temas a investigar abriéndose nuevos caminos para aprender.

 Presente y desafíos

Al día de hoy, el proyecto ha ido creciendo, con nuevas familias que desean ofrecer una opción diferente a sus hijos. Los resultados son increíbles: de manera casi automática, el niño o niña que experimenta la libertad educativa adquiere de nuevo confianza y seguridad en sí mismo, tiene iniciativa y aboga por hacer valer su opinión. Todos ellos desarrollan la habilidad de negociar, siguen su intuición, cuestionan; son más intrépidos, creativos y genuinos. Se muestran ávidos por descubrir el mundo a su alrededor, aprenden a autogestionarse y autoregularse. Los resultados son palpables y se pueden percibir día a día.

“Entendí por primera vez que el problema no era la escuela en sí, sino el sistema educativo. Aprendí los graves daños que está causando en los niños seguir bajo este régimen ya obsoleto”

Sin duda, han habido fuertes pruebas a lo largo del camino. Comenzando por mí, ya que tuve que vivir mi propio proceso de “desaprender lo aprendido” para dejar lugar a lo nuevo. He tenido que deshacerme de viejas costumbres, romper paradigmas, eliminar etiquetas, etc. En un principio, me sorprendía a mí misma saboteando mi propio proyecto de manera inconsciente. Me ha tomado tiempo comprender en profundidad lo que mi decisión ha implicado.

La problemática más difícil es lidiar con las ideas ya establecidas en las mentes de los adultos sobre lo que debe ser la educación. A pesar de que desean ofrecer a sus hijos una opción diferente, muchos de ellos continúan vencidos por la idea tan arraigada de que el aprendizaje del infante debe ser dirigido forzosamente por el adulto. A la vez, se asustan por el hecho de que los niños jueguen tanto; aún se considera que jugar es una pérdida de tiempo, pues desconocemos que el mayor aprendizaje durante la primera infancia se da justo a través del juego. Otra cosa que espanta a los adultos es el hecho de que los niños decidan tanto. Cuando los niños comienzan a experimentar la libertad de elegir dentro del programa, de manera natural surge en ellos el deseo de solicitar que en casa también se les permita tomar más decisiones o que sus opiniones sean más respetadas, y algunos padres no toleran esto… También existe la creencia de que la escuela es el único lugar donde se aprende, y de que recae sobre ella toda responsabilidad a este respecto.

Nos cuesta comprender que los seres humanos aprendemos las 24 horas del día y que es fundamental que los padres se involucren en el proceso de aprendizaje de sus hijos. Todavía escucho comentarios como: “si quieres aprender sobre esto, pues pregúntale a la maestra”. Pero creo que esto es natural y que es un proceso por el que debemos pasar todos; a unos nos tomará más tiempo que a otros. El concepto de ser autodidacta no termina de digerirse en nuestras mentes escolarizadas… Por último, está el mayor obstáculo de todos: el miedo. Miedo a que, al poder decidir qué aprender, los niños no aprendan NADA; miedo a que no logren convertirse en adultos competentes… Todos estos son miedos infundados que el mismo sistema nos hace sentir, y se requiere de mucho valor para vencerlos.

Otro desafío al que me enfrento continuamente es recibir niños nuevos que llegan claramente afectados por un ambiente educativo anterior, autoritario o limitante, y a quienes les toma tiempo reconectarse con su propio ser y seguir su intuición. Muchos tienen la autoestima por los suelos, y es necesario empezar desde cero. Algunos no tienen iniciativa pero sólo saben seguir instrucciones. Otros están continuamente a la defensiva… Es maravilloso ver el proceso de transformación de cada uno de ellos, que se da inevitablemente si los adultos a su alrededor lo permiten.

 

Como verán, ha habido pruebas y ajustes a lo largo del camino, días difíciles y días emocionantes. Pero, en general, me siento muy positiva respecto al futuro que tiene este tipo de educación en mi país y en el mundo. Creo firmemente que cada vez tendrá mayor difusión y estará al alcance de más personas, en más lugares. Que cada día más y más niños se beneficiarán y disfrutarán de tomar las riendas de su educación en sus manos. De esta manera, contribuiremos al mejoramiento del mundo