Buscando recuperar las raices educativas alternativas de Latinoamérica, Carla nos describe la historia de Warisata y el Modelo Educativo Ayllu que funcionó en los años 30 en Bolivia.

Al trepar a lo más alto de una de las avenidas de la ciudad de La Paz, llegaría a verse, a lo lejos pero ya más cerca, ondeante, el camino entre las montañas… Estaríamos pronto en la ciudad de El Alto; la cordillera decoraría el paisaje de nuestro recorrido… La escuela Warisata estaba cerca.

Llegados hasta allí, disfrutamos del silencio del altiplano, de las grandes edificaciones del colegio que datan de los años ’30, del pabellón “México”, del coliseo, del sector del internado, de los espacios destinados a la agricultura, a los talleres… Todo aquello que supo ser el primer núcleo indigenal en Bolivia.

Al mediodía nos encontramos con los estudiantes y maestros. Caminando por el enorme campus hablamos con Felipe Troche, un maestro de la actual Escuela Superior de Formación de Maestros (ESFM) Warisata. Nos cuenta sobre el Parlamento Amauta, sobre la currícula regionalizada que implica incluir y sacar contenidos de acuerdo a las necesidades: Estudio, Trabajo, Producción e Investigación son los pilares de la educación indigenal; una investigación en curso intenta rescatar los saberes ancestrales.

Video con Felipe Troche

Después de hablar con Felipe seguimos nuestro camino por el campus de Warisata. Nos muestran un segundo patio en el que, a lo lejos, un grupo se reúne: resulta ser el mencionado Parlamento Amauta de la escuela. El director de la escuela nos comenta sobre la importancia del Parlamento; incluso las decisiones curriculares protegen a la escuela, a los maestros, a los alumnos… Nos acercamos intentando no interrumpir; festejan la challa tradicional -ceremonia de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra)- sirviéndose del tradicional Apthapi, una comida comunitaria a la que cada persona aporta lo que produjo su tierra y sus animales de cría. Papas, habas, pescado… Degustamos los alimentos de la región, expuestos en aguayos sobre el piso.

Se avecina una tormenta en el cielo del campus… Muchos estudiantes se han ido por el fin de semana largo… De pronto, caminando por el colegio casi vacío, nos dirigimos hacia la parte de talleres, cerca de una cancha y del coliseo. Desde allí vienen dos niños vecinos y alumnos, paseando; se acercan a nosotros; reconocen que no somos del lugar; comentan que les gustaría mucho poder cuidar animalitos “como lo hacían en la vieja escuela”… Más tarde, al encontrarnos con Basilio -nieto de Avelino Siñani, uno de los fundadores de la escuela- le transmitimos la inquietud de los niños. Basilio es muy amable y resulta una gran experiencia conocerlo.

Relieve en el frente del viejo edificio donde funcionaba la escuela Warisata

Todo es historia

El recorrido del colegio Warisata es largo… Se remonta a 1899, cuando surgió un movimiento que combatió y derrotó los latifundios de la zona. Liderado por el malku Pablo Zárate Willka, el movimiento sería posteriormente llamado “de los caciques apoderados”, actuando en defensa de las tierras comunales usurpadas por las haciendas. Las peticiones del movimiento eran (entre otras):

  • la restitución de las tierras comunitarias,
  • la supresión de las diversas formas de tributo colonial,
  • el establecimiento de escuelas para las comunidades.

Avelino Siñani, quien enseñaba clandestinamente a su comunidad, fue apresado y torturado. En 1917 conoció a Elizardo Pérez, nombrado inspector de educación del departamento de La Paz; Elizardo visitó a Avelino en su humilde escuela, quien se proponía la liberación del indio por medio de la cultura. El 2 de agosto de 1931 se unieron para fundar la primer escuela indigenal.

Aunque al principio la comunidad no tenía certezas sobre sus intenciones, Elizardo logró su confianza. En la construcción de la escuela se apoderaron de tierras usurpadas por los terratenientes; paralelamente, los comunarios donaron tierras destinadas al cultivo. El Ayllu tiene un sentido cooperativo; el Ayni es la muestra de esto; por ello, toda la comunidad intervino en la construcción de la escuela. Superaron gran cantidad de barreras; por ejemplo, descubrieron yacimientos de estuco, cal, turba… y crearon la forma de usarlos en beneficio de la construcción de la escuela. En este sentido, la construcción es para ellos un proceso pedagógico fundamentado en el esfuerzo y en el trabajo por concretar la liberación indigenal. Decía Elizardo, en su libro, que “estábamos aprendiendo -en la cruda escuela del trabajo- desde legislar hasta cocinar estuco y cal”.

Con su establecimiento, el Parlamento Amauta pasó a abarcar todos los aspectos de la escuela: la forma de enseñar, los contenidos y todo lo relacionado con su funcionamiento. Se trata del ente organizador, fundamental organismo de decisión de la escuela; tiene como funciones eliminar el trabajo gratuito, defender las injusticias contra los comunarios, apoyar a los estudiantes y más.

Cabe mencionar que el comerciante indígena solía sufrir muchos despojos; por tal motivo el Parlamento Amauta decidió crear un mercado semanal libre, sin intermediarios. Con ellos, la comunidad encontró otra forma de auto sustentarse, pasó a controlar el comercio de sus productos, evitando que tanta gente tuviese la posibilidad de vivir a costa del indio.

Hacia finales de 1931, la escuela ya era una gran edificación de dos pisos; las actividades de los alumnos iban desde sembrar y cultivar, hasta la participación en talleres especializados para el incentivo de industrias familiares que aprovecharan la materia prima de la zona. Incluso los colchones y armazones de sus camas eran creados por los alumnos; lo mismo las tejas para mejorar los techos de las viviendas. Comunarios y profesores por igual participaban de la cosecha, almorzaban juntos en el patio de la escuela… Pensarse de manera comunitaria pasaba a ser parte del *todo*.

La escuela crecía y empezaba a compartirse con otras comunidades; juntos se retroalimentaban en bienes materiales necesarios para reproducirse. Es decir: una comunidad tenía una escuela con aprendizajes sistematizados, además de trabajo y materia prima en base a su entorno; otra comunidad tenía otro entorno con sus propios aprendizajes, con trabajo de acuerdo a sus necesidades, etc.; ahora, ambas comunidades pasaban a intercambiar, a unirse, a apoyarse. De tal forma es que surgieron los núcleos y seccionales; es decir, la primera escuela fundada pasó a ser núcleo, y las escuelas creadas en las comunidades aledañas con apoyo de ese núcleo pasaron a ser llamadas “seccionales”, tomando el esquema organizativo de comunidad-escuela. El resultado: la creación de cerca de 16 núcleos escolares en todas las regiones de Bolivia, contando cada núcleo con sus distintas seccionales.

A modo de cierre

Hacia 1940 en Bolivia, el poderío latifundista se había apropiado de la educación comunal, de la escuela-comunidad… Sus directores eran suspendidos; el edificio, saqueado… Sin embargo, la historia no se agota allí: Warisata es el antecedente de la reforma agraria de 1953. Llegados a hoy, Basilio -nieto de Avelino- nos cuenta de esa *otra* historia, del encuentro de su abuelo con Elizardo Perez, nos muestra los planos de las donaciones de los campesinos, nos narra la clausura del año ’40, la posterior reapertura, la actualidad, los núcleos educacionales, la organización del Parlamento Amauta, sus funciones, los talleres y mucho, mucho más…

Video de Basilio

La escuela es la comunidad; la comunidad la dirige y resulta beneficiada de la experiencia educativa. Las comunidades construyen el edificio, sustentan a los profesores, deciden sobre los aprendizajes y sobre cómo se ejecutan. La escuela repercute en la consolidación de las estructuras comuneras y en el crecimiento de todas sus formas.

Warisata en el Cine

Se está realizando una película argumental sobre Warisata. Todavía no hay fecha de estreno.