Mariano estuvo viajando por el norte Argentino, Bolivia y Perú, en su recorrido visitó el Centro de Educación Permanente Jaihuayco en Cochabamba, y se encontró con una experiencia no formal de educación alternativa y comunitaria con gran apoyo y éxito.

Durante nuestra estadía en Bolivia, mi novia (Mariel) y yo nos alojamos en lo de Rodrigo y familia, a quienes contactamos a través de la red CouchSurfing -que tantas satisfacciones nos ha dado… Nuestros anfitriones nos hicieron sentir como en casa; nos llevaron a todos lados y se desvivieron por que probáramos todo lo característico de la gastronomía boliviana. Sólo puedo decir palabras de agradecimiento para con ellos, que serán siempre pocas; son grandes personas y muy generosas. Aquí una foto de la noche en que les retribuimos apenas un poco de todo lo que nos brindaron con unas pizzas caseras que amasé especialmente con las mismas manitos con que ahora escribo estas líneas:

Volviendo a la tarea que nos convocaba, lo primero que hicimos fue revisar nuestro listado de escuelas alternativas a contactar. Una de ellas tenía un sitio web al que entramos y que llamó nuestra atención: el Centro de Educación Permanente Jaihuayco… Acto seguido, nos comunicamos por teléfono; les contamos del proyecto Reevo y de nuestra participación como voluntarios; no solo nos dijeron que nos recibirían al día siguiente, sino que además nos preguntaron si nos animábamos a “ser entrevistados en la radio del centro” (¡así es: el CEPJA tienen su propia radio!); ya se imaginarán nuestra respuesta… Por si esto fuera poco, Lorena -nuestra coanfitriona en Cochabamba y hermana de Rodrigo- se mostró muy interesada y se sumó a la visita, madrugando con nosotros y alcanzándonos en su auto.

Conociendo el Centro

El CEPJA es reconocido por el gobierno boliviano como una propuesta educativa no-escolarizada; cubre áreas que la educación formal no cubre a través de cuatro estrategias: Educación, Comunicación, Participación Social e Incidencia Política, y Fortalecimiento Institucional.

Su metodología es lúdica, vivencial y participativa; entienden que el aprendizaje se realiza a través del juego y de la experimentación con un rol activo por parte de los niños. Así, en el centro aseguran complementar la educación formal en aspectos como la lecto-comprensión, los valores, el razonamiento lógico-matemático y el acceso a la tecnología. Además, el aprendizaje no se limita al espacio cerrado por las paredes de la institución, sino que salen al exterior (mayormente a plazas y parques) y realizan actividades al aire libre. Una de las más frecuentes consiste en ir a una plaza y asistir al placero en sus labores, buscando la concientización de los niños respecto de la importancia del cuidado de esos espacios. Desde luego, también aprovechan las plazas y parques para dibujar, jugar, escribir, entre otras cosas.

En el centro se realizan diversos proyectos relacionados con temas que rara vez son tratados en las escuelas tradicionales, como aquellos que involucran la interculturalidad, los derechos humanos, cuestiones de género y el medio ambiente. Pero su trabajo no se agota a los estudiantes; se extiende a las familias y a la comunidad en general a través de diversas iniciativas:

  • Talleres de razonamiento lógico y expresión verbal.
  • Apoyo escolar.
  • Talleres de computación para niños y jóvenes.
  • Cursos de actualización para profesores.
  • Talleres de quechua.
  • Espacio de Formación Familiar Comunitaria dirigido a padres de familia y tutores.
  • Orientación y apoyo psicológico.

Por otra parte, el centro cuenta con una biblioteca que se encuentra abierta a las unidades educativas y a otros colegios, con una surtida oferta de libros, revistas, periódicos, videos, internet y juegos didácticos para el uso en salas. Desde ese espacio, además, se realizan talleres de lectura para niños y jóvenes, a la vez que un “cine foro”.

Biblioteca del CEPJA

Biblioteca del CEPJA

Cuentan también con una sala destinada a talleres con capacidad para 30 personas y una sala de reuniones (y de foros, conferencias, debates) que aloja otras 200, ambas a disposición de la comunidad.

¿Profesores? No, facilitadores

En las escuelas tradicionales la figura del profesor suele ser la de aquel que enseña, que domina todo el conocimiento, que nada puede aprender de los estudiantes, forzados éstos a adoptar una actitud pasiva ante el saber que se les imparte. En cambio en muchas escuelas alternativas suele reemplazarse esa figura por la del facilitador, un guía en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, que facilita el acceso a la información, que fomenta la participación activa, que otorga espacios y oportunidades para que sean ellos mismos quienes tomen las riendas. Así, el facilitador adopta una postura de humildad y apertura en la que él también puede aprender de los estudiantes, y la educación pasa a ser una relación multidireccional.

Como les contaba anteriormente, el CEPJA hace foco en aprender jugando, tal cual vemos en el siguiente letrero (también vemos esa frase en quechua: “pacha wawakuna“):

Aprendiendo en el CEPJA

Aprendiendo en el CEPJA

Complemento de lo formal

El CEPJA funciona extra-curricularmente, como complemento (no suplemento) de la educación formal; así que imagínense cuánto disfrutan los chicos ese espacio y cuánto lo valoran sus padres para que su carga horaria adicional sea prácticamente igual a la de las escuelas, a las que asisten de mañana antes de ir al centro por la tarde (o viceversa).

Por si fuera poco, se brinda una educación inclusiva, que integra en las salas a niños con capacidades diferentes. A la vez, siendo que el Estado cubre una porción importante del presupuesto, la cuota resulta muy accesible: el valor simbólico de 25 bolivianos (algo así como 3 dólares), que además es no excluyente: a aquellos que no pueden cubrirlo, se los ayuda para que ningún niños se prive de un espacio como éste por motivos económicos.

Se fomenta mucho la lectura por parte de los estudiantes, ya sea como actividad que realizan en sus ratos libres, ya sea como espacio para compartir y debatir lo leído con sus compañeros y el facilitador. Algo más: no leen lo que se les indica, sino lo que ellos mismos eligen como material o como tema que les interesa.

Siendo un joven afecto a los sistemas de información, no pude dejar de poner mi ojo en el área de Informática, y aquí también quedé gratamente sorprendido: Los chicos tienen computación desde los 4 años, con una propuesta coherente en relación a las otras áreas educativas, ya que el foco es, nuevamente, “que aprendan jugando”. Los más pequeños usan software libre en entorno Windows, y los más grandes aprenden a manejar ese ambiente de trabajo, además del Microsoft Office y otros aplicativos. Eso sí: al consultar al coordinador del área acerca de por qué no cuentan con sistemas operativos de código abierto, me comentó que “no pudo inculcárselo a los mayores”, así que por ahora no está previsto aplicarlo a los más jóvenes -que seguro tendrán mejor predisposición y menor resistencia al cambio, según presumo…

Se preguntarán cómo son las aulas. Bien, para empezar, las llaman salas, y no están divididas a la manera en que la mayoría de nosotros conocemos, sino según “grupos heterogéneos que comparten un momento evolutivo”:

  • Grupo Munai (en quechua querer): Es un grupo de 4 y 5 años con el que se pone el foco en la formación integral de su parte cognitiva y de valores. Se realiza estimulación temprana, siendo lo importante desarrollar la parte afectivo/emocional.
  • Grupo Yachay (en quechua saber): Está compuesto por niños y niñas de 5 a 7 años, con quienes se empieza a hacer foco en la incorporación de conocimientos.
  • Grupo Ruhay (en quechua hacer): Este grupo alcanza a adolescentes de hasta 16 años y se enfoca en aprender y producir. Aquí se fomenta aún más el acto de sentarse en círculos, así como el aprendizaje recíproco y las salidas del establecimiento.
  • Grupo Atiy (en quechua poder): Son los mayores, y se busca que sean jóvenes que puedan incidir positivamente en sus comunidades a través de la gestión y el liderazgo.
Despedida del CEPJA

Despedida del CEPJA

Entrevista radial y fin de nuestra visita

La visita al CEPJA concluyó con la mencionada entrevista radial. En ese espacio pudimos contar un poco acerca de nuestro viaje y de nuestra participación en Reevo como activistas (participación que comenzó formalmente con la visita a este centro) y del documental “La Educación Prohibida”. Encontramos mucho profesionalismo y seriedad, desde el comienzo al cierre de nuestros quince minutos de salida al aire, que cerraron el programa radial de la mañana, ya en horas del mediodía, a la vez que toda nuestra visita a este bello espacio educativo.

¡Atención, mis queridos lectores! Éste es apenas el primer relato de las cuatro “visitas Reevo” a escuelas alternativas que pudimos realizar como parte de este viaje de 94 días por Argentina, Bolivia y Perú. (Eso sí: Mariel tuvo que volver a Argentina por motivos académicos a los pocos días de conocer el CEPJA, por lo que los siguientes tres recorridos no pude contar con su compañía.)